Marzo 2023

Columnas de opinión del Procurador General

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Una nueva etapa en el mismo camino

 

Sabida es la importancia que tiene para la Procuración General de la Ciudad de Buenos Aires la capacitación de sus abogados. Nuestros esfuerzos en tal sentido se dirigen, en rigor, no tan solo respecto a los profesionales que integran nuestra planta permanente, sino también de modo más amplio a todos los abogados y abogadas que integran el sector público de nuestro país, en todas sus jurisdicciones.


Se trata de una tarea y una preocupación que estuvo siempre presente en la larga y fecunda trayectoria histórica de nuestro órgano constitucional y de las anteriores reparticiones que lo precedieron en la prestación del servicio de asesoramiento y patrocinio legal al servicio de la anterior Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. Pero es justo reconocer que la creación en el año 2013 de la Dirección General de Información Jurídica y Extensión (antecesora de la actual Escuela de Formación en Abogacía Publica) constituyó un significativo avance en la labor de formación y capacitación en beneficio de toda la abogacía pública. Vaya en tal sentido nuestro reconocimiento a mi predecesor y amigo Julio Conte-Grand y a María José Rodríguez, primera titular de la Escuela durante muchos años.


Hace pocos días firme la Resolución N° 49 PG - 2023 designando al Dr. Patricio Sammartino como Director de la Escuela de Formación en Abogacía Pública de nuestra Procuración General, y al Dr. Miguel Lico como Jefe de Departamento de la Secretaria Académica de la misma. Ambos integran desde hace mucho tiempo la planta permanente de nuestra Casa y además de su vasta experiencia profesional poseen una marcada inclinación por las cuestiones académicas. En esta edición pueden leerse unas muy valiosas líneas con sus respectivas presentaciones.


Vale la pena resaltar la muy sólida argumentación que nos brinda el Dr. Sammartino sobre el trascendente rol de la abogacía pública para garantizar la vigencia del principio de juridicidad del obrar estatal, y la necesidad derivada de ello de que la Administración no se desentienda de la formación y capacitación del propio plantel que la representa y asesora en el plano legal. Esta viene siendo la clara concepción que nos impulsa y alienta desde la misma creación de nuestra Escuela hace ya una década.

 

Es preciso, reiteramos, que el Estado tome a su cargo esta tarea de formación y capacitación de su cuerpo de abogados, definiendo a su vez los contenidos de la misma.


Sin embargo, la asunción de este indelegable rol no puede significar, desde la propia mirada estatal, la adopción de posturas y sesgos ideológicos que desnaturalicen la necesaria apertura y pluralidad del pensamiento. Tampoco el desconocimiento ( o peor aún denostar ) los valiosos aportes que puedan también provenir de los ámbitos académicos de universidades de gestión pública o privada, ni mucho menos caer en toda forma de prejuicios que cuestionen las contribuciones de catedráticos o intelectuales simplemente porque se desempeñan en el ámbito profesional privado.


Muy lejos de estas reprochables desviaciones, desde nuestra Escuela de Formación en Abogacía Pública hemos siempre predicado desde su mismo origen, y lo hemos reafirmado en los hechos, una concepción abierta y plural que ha posibilitado contar en todas nuestra actividades con profesores y expositores de
diversas ideas y procedencias.


Esa misma apertura nos ha llevado también, con un acentuado énfasis en estos últimos años, a recibir con generoso compromiso a una enorme cantidad de abogadas y abogados de todas las provincias y municipios de nuestro país para poder colaborar en su formación y capacitación.


Tenemos la convicción, como lo hemos señalado reiteradamente, que contar en todas las jurisdicciones con un cuerpo de abogados estatales más sólidamente conformado y capacitado permitirá, entre muchos otros beneficios, a elevar el nivel de institucionalidad de nuestra República, remediando así uno de nuestras más notorias deficiencias que impiden el ansiado crecimiento y desarrollo.


Confiamos en que la nueva etapa que se abre para la EFAP a partir de estas nuevas designaciones reportará nuevos aires e impulsos para avanzar más significativamente en la dirección deseada.