Febrero 2021

Columnas de opinión del Procurador General

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La educación como prioridad

Entre las muchas afectaciones que la pandemia nos ha provocado desde el año pasado está claro que el aislamiento y distanciamiento social implicó un daño en la educación de millones de niños y jóvenes estudiantes. Es que la educación es mucho más que la mera alfabetización y la adquisición de conocimientos. Como bien lo reconocen los especialistas, la escuela es el principal organizador de la vida de un niño o adolescente, en especial porque ella sirve para delimitar los horarios para cada actividad vital y organizar la vida familiar.

Por ello es que desde la segunda mitad del año pasado el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires propuso el inicio de un regreso de los chicos a las aulas en forma cuidada y progresiva, empezando por aquellos que habían quedado más desvinculados del sistema. A finales del 2020 el planteo fue más amplio, y en línea con las evidencias recogidas, la opinión de los expertos y la situación epidemiológica, se marcó con claridad que este año debía ser distinto al anterior en materia educativa y que las clases en la CABA comenzarían el día 17 de febrero con el mayor grado de presencialidad posible. Otras pocas jurisdicciones también decidieron comenzar las clases en la misma fecha.

Durante el pasado mes de enero existió desde la discusión política y sindical una amenaza de que este plan de inicio pudiera naufragar. Pero merced a una permanente disposición al diálogo, sumado al manifiesto consenso social evidenciado para el retorno a las aulas, ello permitió alcanzar los acuerdos necesarios, reflejados en reuniones con los gremios, las autoridades educativas nacionales y en el encuentro del Consejo Federal de Educación a principios de este mes con todos los representantes provinciales.

En esta semana finalmente comenzaron las clases en nuestra Ciudad de Buenos Aires, y lo mismo ocurrirá en el resto del país a partir del próximo mes de marzo. Se trata de un objetivo cumplido que nos llena de alegría pero que debe por cierto completarse.

Es trascendente porque los alumnos podrán reforzar el proceso de adquisición de conocimientos, procurando abordarse en este año los aprendizajes que no pudieron alcanzarse en el 2020, entendiéndose ambos períodos lectivos como una unidad pedagógica. También por lo que el retorno a la presencialidad implica para el sano proceso de socialización entre los estudiantes que tanto fue afectado hasta aquí por la pandemia. Ni que decir que la continuidad de la sola virtualidad hubiera acentuado aún más la desigualdad profundizando la brecha con quienes poseen menores recursos y conectividad. Y, finalmente, es importante para recuperar una mejor organización familiar y el tiempo que los padres (muy en especial de las madres) requieren para el desarrollo de sus propias actividades laborales y personales.

Será, como decíamos, un proceso gradual que con el tiempo permitirá ir maximizando la presencialidad. Se han dispuesto en los protocolos todos los aspectos que posibilitan también un regreso seguro y cuidado, como el distanciamiento físico dentro del aula y en las áreas de desplazamiento; el uso correcto del tapabocas; la ventilación adecuada de las aulas; la higiene frecuente de las manos; la alternancia entre lo presencial y lo virtual en función de las dimensiones edilicias de las escuelas; la organización del ingreso y egreso y la priorización del uso del transporte público para la comunidad educativa. Para el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se trata de un objetivo prioritario que ha demandado la participación y aporte de muchas áreas, en adición por supuesto al enorme esfuerzo de todos los integrantes de los equipos educativos y de salud. Los equipos de las áreas de Transporte y de Espacio Público e Higiene Urbana acompañan la apertura cuidada de las escuelas. Cientos de empleados de otras dependencias colaboran como servidores públicos en tareas de para facilitar y ayudar al mejor desenvolvimiento de esta nueva realidad. Como integrantes de la Procuración General nos ha tocado no solo asesorar y colaborar en la normativa dictada sino también efectuar las presentaciones judiciales necesarias para atender diversos requerimientos.

La emergencia continúa y seguirá afectando nuestras vidas. Pero si logramos que la educación y el crecimiento de nuestros estudiantes no se vean afectados habremos garantizado para ellos un mejor futuro, lo que constituye nuestra principal responsabilidad. Resuenan en nuestros oídos la recomendación de UNICEF advirtiendo el impacto demoledor de la pandemia sobre los aprendizajes académicos: “las escuelas deben ser lo último en cerrar y lo primero en abrir”. Esa es también nuestra más firme convicción. Les hago llegar mi más cordial saludo