Junio 2023

Columnas de opinión del Procurador General

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Al Maestro, con cariño

 

El título de esta columna vino de inmediato a mi mente seguramente por el recuerdo de ese clásico film estrenado en 1967 y protagonizado por Sidney Poitier. Pero en el caso no es mi propósito reflexionar sobre la trama de esa gran película que recomiendo ver sino de algún modo pedir prestado dicho título para replicarlo en un merecido y significativo homenaje.


Damos cuenta en esta publicación de la reciente incorporación del doctor Juan Carlos Cassagne como nuevo miembro de número de la Academia Nacional de Ciencias. Se trata para todos de un muy reconocido jurista especializado en derecho administrativo, que posee una muy vasta y dilatada trayectoria, tal como puede leerse además en esta edic ión.


Es por toda su fecunda vida, tanto en la fase personal como profesional, que muchos le reconocen el carácter de maestro, y así se refieren con justicia a su persona. Desde la Escuela de Formación en Abogacía Pública de nuestra Procuración General tenemos el inmenso orgullo y privilegio no solo de contarlo entre nuestros profesores, sino también de que haya sido parte de todos nuestros congresos internacionales. De allí entonces nuestro agradecido reconocimiento y cariño.


Más allá de los logros alcanzados en su carrera y de la calidad y actualidad de sus aportes profesionales en sus más diversos aspectos, lo que quisiera  subrayar en esta oportunidad son sus muchas virtudes personales, que explican el aprecio que ha sabido cosechar a lo largo de su vida.


Se trata en primer lugar de un buen amigo, capaz de una relación tan afable como cordial, lo que le permitió cultivar relaciones de verdadera amistad como muchos juristas. Con su maestro Marienhoff mantuvo una relación personal más allá del ámbito docente, siempre presidida por el afecto respetuoso que ambos se prodigaban. Como un espejo, ello se ha visto reflejado también en tantísimos vínculos que el doctor Cassagne ha desarrollado con muchas otras personas a lo largo de su fructífera existencia.

 

Cabe destacar también de manera muy notoria su inmensa generosidad intelectual, evidenciada en su permanente apertura y disposición para atender, escuchar y orientar a todos los interesados en el estudio y la enseñanza del derecho. Alienta y promueve la capacidad de reflexión, el sentido crítico y la libertad de pensamiento, sin que ello implique renunciar a la polémica y la confrontación de ideas, siempre en un clima respetuoso.


Juan Carlos no es solo un especialista en derecho público y maestro de administrativistas, sino un hombre de una vasta cultura. Antes que un jurista de raza estamos en presencia de un humanista de exquisita sensibilidad y curiosidad, lo que se evidencia en sus bibliotecas, su admiración por Borges, Chesterton y Wilde, la claridad y expresión de su pluma y su defensa del uso correcto y no ideologizado del lenguaje.


Lejos del retiro, asombra su vitalidad como intelectual y abogado. No se deja ganar por el cansancio o el desánimo, sino que sigue vivo en su espíritu el deseo de descubrir y conocer lo valioso de toda novedad.


Como tuve el gusto de señalar hace casi cinco años cuando la Universidad Abierta Interamericana le confirió el doctorado honoris causa, dicho reconocimiento honorífico siempre supone el ejercicio de virtudes que constituyen la causa que llevan a la honra como su efecto, siendo dicho honor públicamente reconocido como un premio. Lo mismo se reitera con esta nueva distinción académica que acaba de recibir.


Nos contamos entre los muchos beneficiarios de la rica y prolífica carrera del doctor Juan Carlos Cassagne, y por ello damos las gracias al querido maestro con nuestro mayor cariño.