Cuento, del libro Desarraigados

Relato escrito por Patricio Oschlie

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  • Cuento, del libro Desarraigados, por Patricio Oschlie

El autor nació en la ciudad de Buenos Aires el 12 de mayo de 1970. En 1995 se recibió de profesor lo cual le permitió ejercer la docencia durante varios años al tiempo que empezaba a escribir cuentos y relatos breves. Durante la cuarentena del COVID-19 escribió su primer libro "DESARRAIGADOS – 30 microrrelatos sobre destierros”.

Toda crisis trae muchas veces una oportunidad. Un cambio. Una mejora en algún aspecto de la vida personal. Eso lo pensaron miles de argentinos que, en plena debacle económica y política en el país durante 2001 y 2002, se vieron obligados a buscar un destino mejor en el extranjero. Así sucedió con Marta quien le repetía a su familia que ella no se iba a Italia por propia voluntad sino que se sentía echada de la Argentina. Ella, junto con mi novio, acababan de aplicar para un crédito con el fin de comprarse una casa y emprender una nueva etapa tras la mudanza. Pero el ‘corralito´ puso fin a esa ilusión y marcó el comienzo de un proyecto de vida alejado de lo conocido. La situación les causó a ambos una enorme angustia por la frustración. Sin embargo, sólo pudieron ver una única salida: Ezeiza. Todos sus familiares y amigos intentaron en vano convencerlos de desistir, pero ellos estaban igualmente firmes en la decisión de migrar. Aunque fuera un proceso doloroso. Estaban dispuestos a afrontar ese dolor. Incrédula, la abuela de Marta, oriunda del norte de Italia, se preguntaba una y otra vez cómo era posible que Argentina, ese país que la había recibido con tanta calidez y le había dado bienestar y prosperidad a base de esfuerzo, ahora obligaba a los suyos a emigrar. Un intercambio no deseado entre la Argentina e Italia que consideraba injusto. Un viaje envuelto de sensaciones contrapuestas. Era la historia de siempre: grandes contingentes de personas escapando de condiciones sociales, laborales y económicas adversas en un país para buscar un destino mejor en otro. Pero no siempre el ideal instalado en la mente de cada migrante coincide con la realidad del país de acogida: eso sucedió con Marta y Miguel, quienes tras cuatro años en Italia, en 2006, regresaron al país con la convicción de que no habían encontrado esa oportunidad que fueron a buscar al Viejo Continente. A veces una crisis puede derivar en varias oportunidades pero elegimos aquella que no es la acertada. Nos puede pasar a todos.