Bailar Bailar

Bailar Bailar es un proyecto destinado a adultos mayores, donde convive una formación artística en danza que incluye la creación de obra, junto con la pertenencia a un grupo que fomenta el vínculo y la amistad entre pares.

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"Así como la brisa mueve suavemente las hojas del árbol, así siento Bailar Bailar en mi cuerpo, una caricia que me mueve el alma y me permite expresar mi belleza natural". Glenis

La convocatoria del Centro Cultural 25 de Mayo para una obra escénica interpretada por adultoss mayores tuvo una respuesta excelente. El Colectivo Bailar Bailar, formado por Virginia Rossi, Flor Raquel y Damián Malvacio, había presentado una propuesta muy atractiva: explorar una danza que incluya todos los cuerpos sin límites de edad, ni de formación. La gran cantidad de adultos mayores que respondimos determinó que se formaran dos grupos: uno, en el cual participo, dirigido por Virginia Rossi con la asistencia de Axel Hahn, y el otro, dirigido por Damián Malvacio.

Este desafío de participar en una obra de vanguardia, tan diferente de lo conocido, nos alborotó las ideas desde el primer día cuando nos enteramos de que no habría una coreo preexistente sino que la obra se construiría a partir de la interacción entre los participantes a medida que nos conociéramos y aprendiéramos a confiar. Con sensibilidad exquisita, Virginia y Axel propiciaron la formación de una red de vínculos que es bella en sí misma y sobre la cual se desplegó el movimiento.

"Pensamos y comprobamos que podemos bailar, movernos y divertirnos siendo creativos, teniendo la sensación de volar con una emoción que nos hermana, eso nos hace sentir el Bailar Bailar. Nuestros cuerpos responden a la impronta de la música… Nos mueve la sinergia". Ana A.

Bailar Bailar es un encuentro real con la propia imagen no filtrada por los prejuicios que incitan a esconder los cuerpos que no se ajustan a los conceptos estéticos vigentes: blanco, alto, delgado, sin vello, joven, etc. Estos mandatos antinaturales se imponen para conveniencia de los intereses económicos y son degradantes para las personas que no calificamos dentro de la rigidez de ese modelo arbitrario de belleza ideal que no tiene en cuenta la diversidad de los cuerpos. Por más que nos esforcemos, siempre hay algo en lo que fallamos, algo que “deberíamos tener” y no tenemos. Esta mirada social que sanciona y reprueba genera sufrimiento y es aún más cruel cuando la atraviesan estereotipos raciales, de género o de clase.

A medida que recuperamos la confianza, el jurado implacable que está instalado en nuestras cabezas pierde fuerza y crece el placer de explorar las propias potencialidades, crear, sentir que nos apoyamos unos a otros, permitirnos gestos de lo amoroso. Nos damos cuenta de que es posible armar un lenguaje, una armonía que resulta en una belleza diferente. Y agrega Galita: "Los pensamientos, los sentimientos, las emociones en movimiento. Una energía liberadora qué nos saca de las limitaciones de nuestro cuerpo y nos hace bailar con el alma". El trabajo interno que propone esta manera de concebir una obra nos transforma y nos libera. Mueve los cimientos de una estructura formada por conceptos de belleza perversos que dejan afuera a la mayoría de las personas: marrones o gordas o petisas y por supuesto, a los viejos.

La obra empieza en un espacio donde rigen los mandatos de belleza hegemónica y como consecuencia, nuestros cuerpos reales desagradan o incomodan. Y entonces nos desafiamos a ver otra belleza en la cual las arrugas, las estrías, las flaccideces pierden sentido. La compañera Edda siente que "somos una unidad de lealtad y compañerismo donde compartimos las arrugas y los estómagos doble talla, sin miedo ni vergüenza y exhalamos aires de ayuda mutua, confianza y evolución que nos eleva a otro universo".

La industria de la belleza propone una salida individual a un malestar que es social. Como consecuencia, este trabajo es revolucionario no solamente en la manera de encarar la coreografía a partir de una red de vínculos sino en que impacta los cimientos del status quo, cuestiona los conceptos estéticos instaurados y como consecuencia, la relación que mantenemos con el espejo y con la transformación física que trae el paso del tiempo.

Galita: "Los pensamientos, los sentimientos, la belleza; las emociones en movimiento. Una energía liberadora qué nos saca de las limitaciones de nuestro cuerpo y nos hace bailar con el alma". "Y podemos estar en un escenario y bailar dos horas casi sin parar", agrega Blanquita.

Nos impactó la confianza depositada en nosotros ya que tras dos meses de trabajo, el 29 de octubre último participamos como "work in progress" en el festival BA Danza. Fue muy alto el nivel de emoción compartida con el equipo de producción y los familiares y amigos que formaban parte del público y que disfrutaron con nosotros de la experiencia de encontrar sentido poético en nuestras vidas.

 

 

Norma: "La vida es movimiento, bailala."

Redes de Bailar Bailar:

IG : @proyecto.bailar.bailar

Fotos : Adrian Arellano.

IG @adrianarellanofotografia

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