Los cestos antivandálicos fueron atacados con bombas
Los antiguos cestos de plástico tuvieron, en su momento, destinos absurdos: fueron usados como bombos o como heladeritas para enfriar bebidas o, directamente, fueron incendiados. El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a través del Ente de Higiene Urbana, enfrentó esta situación colocando 2.100 cestos construidos en chapa de hierro doble, decapada y laminada en frío. Con un diseño que obtuvo el Primer Premio del Concurso Ciudad y Tecnología en el año 2003, el modelo fue autorizado y homologado por los organismos competentes.
Los nuevos cestos son a prueba de fuego, el anaranjado estridente los vuelve inmediatamente identificables, su pintura es resistente a los rayos ultravioletas, tienen pintado el 0800 para reclamos, son de fácil acceso para quienes deben recoger los residuos y, sobre todo, no se pueden arrancar de donde se han colocado. Pero… no resisten las bombas, ni estas ingeniosas y destructivas formas de "festejo". Es cierto que, de los más de dos mil cestos que han sido colocados, sólo cinco fueron dañados. Pero aún así se trata de una actitud repudiable. Es de esperar que el mal ejemplo no sea imitado. El nuevo año puede comenzar de un modo diferente en lo que a higiene urbana se refiere, cuidando los medios para una ciudad más limpia. Por su parte, el Ente de Higiene Urbana está reponiendo la totalidad de cestos papeleros destruidos.