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“Nosotros afuera” (1965), presente en la imagen, es una obra del artista argentino Federico Peralta Ramos, un gigantesco huevo de 4 metros. Es recordada por haber sido rota en pedazos tras ganar el Premio Instituto Di Tella porque no cabía por la puerta de la galería. En 1965 también el artista argentino utilizó el dinero que recibió de la Beca Guggenheim para organizar una fiesta con sus amigos en el Hotel Alvear. Al ser cuestionado, respondió: “Ustedes me dieron esa plata para que yo hiciera una obra de arte, y mi obra de arte fue esa cena. Leonardo pintó ‘La última cena’, yo la organicé”. Fuente imagen

¿Pueden unos juegos de botones, anteojos o espejos ser arte? En la década del 60, Julio Le Parc conformó el Grupo GRAV en Francia. El colectivo creó una serie de juegos para pedirle al público que interactuara activamente con las obras, ubicadas en espacios públicos. Anteojos que distorsionaban la visión, espejos deformantes y un piso movedizo a la salida de un banco fueron algunas de las piezas hechas por el grupo. Fuente imagen

En la última edición de arteBA, el dúo de artistas argentinos presentó una performance donde los participantes estaban disfrazados de papas fritas, durmiendo bajo una sábana de huevo frito. Los artistas pidieron a los performers que fueran cada noche a una fiesta, para que durante el día estuvieran dormidos haciendo la obra. En la imagen, “Me huevo loca” (2019) de Lolo y Lauti. Fuente imagen: Imagen 1

En 1965, Marta Minujín realizó junto a Rubén Santantonín “La Menesunda”. La obra fue exhibida en el Instituto Di Tella y se desintegró después de dos semanas. Provocadora y vanguardista, se trataba de un recorrido por diferentes ambientes que proponían al público un “laberinto ultrasensorial”, según la artista. Un pasillo de neón, un frigorífico, una habitación con actores, entre otros, eran los espacios que podían recorrerse y experimentarse. Fuente imagen

En 1923, se publicó el primer poemario de Jorge Luis Borges, “Fervor de Buenos Aires”, con una portada ilustrada por su hermana Norah. La artista decidió dar una imagen sintética y geométrica de la ciudad, con casas bajas, rejas decorativas y un cielo soleado. Esa imagen ilustrada por la artista, es la que el escritor eligió construir de la ciudad: “Guardé esa imagen, esa imagen deliberadamente simplificada y que mi hermana acentuó en la portada del libro, donde pinta una suerte de Buenos Aires platónico, todo con casas bajas, todas con azoteas, todas con zaguanes, todas con patios. Yo me aferré voluntariamente a esa primera imagen”.

Artista argentino contemporáneo, trabaja con temáticas y equipos del mundo de la ciencia y la tecnología. En sus obras propone nuevas formas de co - habitar el planeta. En “Aerocene”, propone un viaje en una atmósfera libre de residuos fósiles y de emisiones a través de esculturas aéreas. Busca así generar conciencia sobre la circulación de recursos y las energías renovables. Podés conocer más sobre la obra y el artista en pacha.aerocene.org.

Nacido en Buenos Aires, Leandro Erlich realizó en 2015 una obra que pareció arte de magia. “La democracia del símbolo” fue una intervención artística del espacio público. Erlich decidió cubrir el ápice del Obelisco e instalar en la explanada del Museo MALBA una réplica en tamaño real de la parte escondida. A través del juego con los sentidos y los símbolos de la Ciudad, el artista proponía pensar el arte por fuera de sus espacios tradicionales, como los museos, volcándolo en diferentes puntos de la cartografía porteña. Fuente imagen