Parque Avellaneda

Ambiente y Espacio Público
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Puesta en valor de la Casona de los Olivera.

“Buenos Aires está llena de lugares con historia y este edificio es uno de ellos. Nuestra premisa es conservarlos. Estamos muy contentos de haber revitalizado un lugar con memoria en sus paredes, pero con presente y futuro porque los vecinos lo van a seguir utilizando para realizar actividades”, dijo el Ministro de Ambiente y Espacio Público, Diego Santilli.

Hubo una belle epoque en Buenos Aires. Tiempos en que el centro era un caserío a la vera del río y que barrios, en los que hoy proliferan los edificios, eran sitios de quintas y mansiones, donde habitaban familias enteras. Muchas dejaron su paso al cemento, pero unas pocas quedaron como vestigio de esos años glamorosos. Es el caso de la casona de los Olivera, en Parque Avellaneda, que tras una artesanal restauración del Ministerio de Ambiente y Espacio Público, vuelve a recuperar parte del esplendor perdido y se presentó el miércoles 31 de agosto del 2011.

La importancia de esta restauración reside en el valor histórico del sitio. El Parque Avellaneda fue inaugurado el 28 de marzo de 1914, y el 10 de noviembre del mismo año la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires decide cambiarle el nombre recibiendo su actual denominación.

En el interior de este Parque se encuentran construcciones históricas: la casa central, un natatorio y un tambo. La Casona fue construida por el ingeniero Carlos Olivera en 1870. En su interior se encuentran partes de la casona anterior, levantada por su padre Domingo Olivera en 1838. Contiene varios estilos arquitectónicos que corresponden a las distintas etapas de su construcción.

Luego de la muerte de Domingo Olivera, en 1866, la obra fue continuada por sus hijos. Las distintas generaciones de los Olivera ocuparon la antigua casona con modificaciones efectuadas por uno de sus hijos, Carlos Olivera. Constituye el edificio reciclado actual. Los aportes de la técnica permitieron la instalación de un poderoso equipo a vapor que aseguraba abundante provisión de agua (y luego de energía eléctrica) tanto para consumo como para regadío de arboleda, quinta, parques y jardines.

Dicha construcción permaneció cerrada durante largos años. Es en 1989 cuando se abren nuevamente sus puertas. 

Tras años de no realizarse un debido mantenimiento, la Casona regresa con su fisonomía de los años felices.

 

Trabajos realizados 

En la planta baja, especialmente en el sector de la galería se realizó el desmonte parcial de cielorrazo armado, retiro y colocación de nuevas molduras en el perímetro, contrapisos de hormigón y colocación de baldosas color rojo. Reparación de revoques en general y tratamiento hidrófugo en cimientos.

En la terraza del primer y segundo piso los trabajos constaron de: reparaciones generales en el piso, provisión y colocación de baldosas color rojo, rectificación de pendientes en cornisas de mampostería y colocación de mayas antipajaros y reparación de canaletas y desagües existentes.

En tanto, se hizo un intenso trabajo de pintura respetando los parámetros históricos, en paredes exteriores, en carpintería y postigones, en rejas de barandas en planta alta, y en columnas de hierro en galería

Otras obras de la puesta en valor son: colocación de rejas, carpintería de madera de exteriores, reparación y/o restitución de postigos, y provisión y colocación de vidrio armado para claraboya en terraza 2do. piso. Además se realizaron mejoras en el patio de juegos.