Cultura

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Atlas de fiestas y celebraciones

El Atlas de Fiestas, Celebraciones, Conmemoraciones y Rituales de la Ciudad de Buenos Aires se ha instituido como un relevamiento y registro específico de dichas expresiones culturales. Como mencionáramos en el boletín de junio, relevar y registrar en este caso no se traduce necesariamente en patrimonializar, aunque sí en realizar sugerencias sobre posibles manifestaciones que podrían ser declaradas dentro del campo del patrimonio cultural inmaterial. Es por esta razón que forma parte de nuestro interés continuar con algunas reflexiones relativas al mismo.

Acerca del patrimonio en su integración material-inmaterial

Aunque la UNESCO, otros organismos internacionales, los gobiernos y otras instituciones, así como los especialistas del patrimonio, refieren a una lógica de separación en la que el patrimonio cultural material suele ser mirado con independencia del patrimonio inmaterial –considerando que este último ha sido reconocido en su relevancia recién en la década de los `90 - se hace necesario reiterar la integralidad que debe prevalecer en la producción de patrimonios culturales.

En el año 1997, la UNESCO expresó que “lo tangible solo es interpretado mediante lo intangible”, refiriéndose a que no hay patrimonio material/inmaterial sin patrimonio inmaterial/material. Sin embargo, aún en la actualidad prevalece un consenso generalizado acerca de producir activaciones de bienes, lugares y/o expresiones culturales en forma autónoma y descontextualizada del entorno socio-cultural que les da sentido. Es por ello, que las declaratorias –las producidas en el ámbito de la UNESCO, así como las que se realizan en medios nacionales y/o locales- suelen acotarse al patrimonio construido o a bienes explícitamente materiales, si bien en los últimos años con mayor frecuencia se legisla sobre expresiones culturales. La dominancia de la materialidad y la “cosificación” se hace manifiesta no solo cuando se trata de bienes, edificios y/o lugares históricos, sino también cuando se patrimonializa una fiesta, una comida, un ritual, una música, entre otras manifestaciones. En este sentido, estas expresiones son revalorizadas solo en su materialización, legitimando como patrimonio solo el producto: por ejemplo la vestimenta, el tambor, e inclusive también una fiesta. La exaltación de la materialidad se da a través de la conversión de la expresión en bien y su valorización se produce con independencia de los saberes y prácticas y de los sujetos y grupos sociales que los desarrollan. Desde esta perspectiva, parece ser imprescindible soportar el patrimonio a través de rastros solidificados como placas, monumentos, mausoleos, pero también con objetos-ofrenda como monedas, cigarrillos, fotos, entre otros. Si el mausoleo de Carlos Gardel, por poner un ejemplo relativo al Atlas, fue patrimonializado, es porque se ha dado relevancia a la tumba antes que a las expresiones sociales que transcurren cada 24 de junio, 11 de diciembre o 5 de febrero (fechas que lo homenajean en su muerte, nacimiento o repatriación de los restos). Aunque el Atlas enfatiza el relevamiento de expresiones culturales de tipo inmaterial, consideramos que solo en la integración entre lo material-inmaterial es posible develar y revelar a los productores de esos encuentros memorables que pueden acontecer tanto en la fiesta, como en los espacios de la comida, o en los momentos de transmisión narrativa así como en los rituales.
Por lo tanto:

El patrimonio cultural debe ser pensado y producido en tanto recurso de mediación que oscila entre lo material y lo inmaterial, lo objetivo y lo subjetivo, lo individual y lo social.

Desde esta línea de pensamiento:

Las expresiones culturales relevadas y registradas en el contexto del Atlas son necesariamente el resultado de diferentes componentes – sujetos y grupos sociales, saberes y prácticas, espacios culturales y productos- que se construyen necesariamente entre lo material y lo inmaterial. Poner el acento en el proceso de creación que los sujetos y grupos sociales desarrollan para llevar adelante una fiesta o para construir una iglesia, consideramos que constituye el punto de inflexión de esta integralidad.

¿Sabía usted que la fiesta de San Patricio se celebra en Buenos Aires desde la llegada de los primeros inmigrantes irlandeses?

Desde el momento de su llegada al país, los irlandeses y sus descendientes se preocuparon por la vida política y económica del país, destacándose en ese sentido muchos de ellos, tal el caso del Almirante Guillermo Brown o los Padres O’Gorman y Fahy. En Irlanda es tradición la fiesta de San Patricio (patrono de la isla), la que se celebra todos los 17 de marzo. Para esa fecha es característico usar ropa verde, color de primavera en Irlanda y color del trébol, que fuera usado por San Patricio para explicar el misterio de la Santísima Trinidad a los irlandeses. Sin embargo, la fiesta tal cual la conocemos hoy, incluyendo los desfiles y la panzada de cerveza, comenzó en los Estados Unidos, a mediados del siglo XVIII, siendo una propuesta de los muchos irlandeses que habitaban en el país del norte. La primera fiesta se celebró el 17 de marzo de 1737 en la ciudad de Boston, luego, se propagó por Nueva York, Filadelfia y otras ciudades. En Buenos Aires los festejos de San Patricio comenzaron con los primeros inmigrantes irlandeses. A partir del Siglo XIX se multiplicaron, celebrándose en lugares diversos (Catedral Metropolitana, San Patricio, Santa Cruz, St. Brendan´s College, etc). La modalidad norteamericana del festejo de San Patricio es más nueva en la ciudad. Comenzó a fines de la década del ’90 en el distrito financiero de la ciudad, en torno a los bares irlandeses que existen principalmente en las calles Reconquista (entre Tres Sargentos y Paraguay) y Marcelo T. de Alvear (entre Reconquista y Leandro N. Alem). Hay quienes afirman que en ciertos bares de la zona la fiesta se realiza desde hace 30 años; de hecho el bar Down Town Matias, inaugurado en julio de 1973, sostiene que es el primer pub irlandés abierto en Argentina, así como que allí se festeja San Patricio desde la apertura del local.  En el diario irlandés The Southern Cross se pueden encontrar rastros claros de esta modalidad ya en el año 1997.

Y como siempre…

Los invitamos a consultar las fichas etnográficas de las fiestas, celebraciones, conmemoraciones y rituales que se desarrollan en la Ciudad de Buenos Aires durante el mes de julio.

Entre ellas se encuentra la conmemoración del fallecimiento de Eva Perón, que se realiza en el Cementerio de Recoleta el 26 de julio. Ese día se oficia una misa en la capilla del cementerio y tras ello, los seguidores de Evita se acercan a la bóveda para dejar sus ofrendas, manifestar su agradecimiento y recordarla.
El 28 de julio se celebra la Independencia del Perú. En nuestra ciudad esta fecha se recuerda con la realización de actos organizados por el Consulado de Perú y el Centro Cultural peruano (entre otras instituciones) que se desarrollan en espacios públicos  e instituciones de la ciudad.
Por otro lado, con motivo del día de la independencia argentina el día 9 de julio, a veces se suelen organizar en determinados sitios (depende el año, tanto públicos como privados) una chocolateada con churros para celebrar la fecha patria.

Asimismo, durante el mes de julio se celebran también los cumpleaños de algunos barrios de la ciudad:
Paternal 12 de julio
Boedo: 25 de julio

Debe consultarse en cada CGP el día de celebración ya que suele concretarse un día sábado o domingo próximo a la fecha correspondiente.

Toda esta información podrá encontrarla en el Atlas de Fiestas, celebraciones, conmemoraciones y rituales.  www.buenosaires.gov.ar/areas/cultura/cpphc/fcyr

 

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