Cruzando el Atlántico, allá en la bella Benidorm en la Costa Blanca, están Pilar Campoy y Pablo Simonet. Dos extraordinarios deportistas argentinos que esta época de pandemia, los encuentra juntos afrontando sus obligaciones deportivas en España. Ella jugando al hóckey y él al handball.
Se conocieron en 2014. "El estaba jugando en Francia y yo acá en mí club y estudiando, y un día nos contactamos por redes sociales y ahí empezó todo. Después de cinco meses de chat, él vino a la Argentina y ahí fue el flechazo", cuenta la jugadora que hoy defiende los colores de la Real Sociedad.
Pero si hubo algo que marcó a fuego a estos dos deportistas y que los unió más aún fue el bautismo olímpico que tuvieron en Río 2016. "Estar en un Juego Olímpico es algo inexplicable. En mí caso siempre lo soñé y haberlo cumplido es mágico. Y va más allá de lo deportivo, todo lo que lo rodea es genial", confesó Pablo."Me sigue costando caer y entender lo que viví en Río. Nunca pensé que iba a estar en un Juego Olímpico. Cómo dice Pablo, es difícil expresar con palabras", contó Pilar. Y ese momento tan especial lo vivieron juntos, tomados de la mano, "El día de la inauguración, al ingresar al Maracaná, a los dos se nos llenaron los ojos de lágrimas de la emoción" relatan al unísono.
Y esos días inolvidables para ambos allá en Río 2016, lo vivieron muy profesionalmente, casa uno dedicado a su equipo, siempre extrañando al otro. "Ninguno pudo ir a ver un partido del otro. Solamente nos veíamos un ratito después de la cena que íbamos a caminar y a tomar un helado por la Villa", recordó el jugador que por estos días pasará a jugar en Cuenca, también España.
Ambos sueñan con volver a una cita olímpica. Pablo tiene el pase casi asegurado a Tokio, mientras que Pilar deberá aguardar la convocatoria para integrar el Seleccionado de hockey. Pero hoy en día, si bien entrenan y continúan poniéndose a punto en sus clubes, está pareja se divierte y viven estos duros momentos de pandemia con amor y la mejor onda...y también con algunas diferencia.
Luego, Juan Martín Rinaldi les propuso un divertido juego que ambos aceptaron y ahí sacaron los trapitos al sol. Por ejemplo Pilar reconoció ser bastante celosa y dormilona, mientras que Pablo debió aceptar su mal humor cuando se despierta. Pero si bien los une el amor que sienten uno por el otro y también por el deporte, hay algo que siempre los mantendrá en veredas opuestas. Pablo es de River y Pilar de Boca.
"Fuimos a ver la final (de la Copa Libertadores 2018) en Madrid. El con los de River y yo con los de Boca. Después del partido me quedé sola mirando los festejos y él me buscaba en la calle. El no vio los festejo de River y yo si, de locos (risas)", confesó la Leona.
