Juan Martín Rinaldi lo esperó varios minutos, pero del otro lado Gabriel Copola no podía conectarse, hasta que apareció desde el living de su casa y la charla no se detuvo. Con barba y su habitual sonrisa, no dejaron tema por tocar en el “Mano a mano” desde @DeportesBA, el Instagram Live de la Subsecretaría de Deportes de la Ciudad.
Copola, además de ser un gran deportista paralímpico, trabaja en forma permanente para que la sociedad tome conciencia sobre las personas con discapacidad. "Si bien hubo un cambio en los últimos años, todavía la marginación sigue estando, todo esto es un largo camino y una lucha que venimos dando para cambiar esta cultura. La gente tiene que empezar a ver, en el caso de los deportes adaptados, al deportista y no a la discapacidad ", enfatizó Copola, licenciado en Educación Física y profesor en la Universidad de La Matanza.
"Me considero un paladín de la inclusión y por eso en la Universidad busco formar docentes que el día de mañana eduquen a los niños en la inclusión y que les enseñen que todos somos diferentes y debemos aceptarnos como nuestras diferencias", remarcó Gabriel, de 36 años, quien a los 11 tuvo un accidente en bicicleta y desde ese momento es usuario de silla de ruedas.
"Antes del accidente vivía con la pelota de fútbol abajo del brazo, hacía taekwondo y jugaba al pádel, amaba todos los deportes. Después del accidente dije que quería seguir. Mí espíritu era el mismo de antes. Había opciones, como el básquet adaptado, pero mucho no me copaba, hasta que un día fui a una jornada de deportes Infanto-Juvenil y me anoté de caradura en un torneo de tenis de mesa y lo gané, jugando con una paleta de Mickey Mouse (risas). Y ahí empecé a jugar", recuerda Copola.
Ese encuentro fue el puntapié inicial para una carrera que hoy lo tiene como el mejor del continente. En 2019, en los Juegos Parapanamericanos de Lima, consiguió la medalla dorada en su categoría (C5) y así se clasificó de manera directa a los Juegos Paralímpicos de Tokio 2021. “¿Cómo es mi juego? Soy muy aguerrido, si me ganás, me tenés que ganar bien y dejando todo", asegura.
Cuando tenía 15 años empezó a representar al Centro de Discapacitados de La Matanza (CeDiMa), dónde ya demostraba sus grandes condiciones. "En esas primeras competencias regionales y nacionales me iba muy bien, y así fue como me presenté a una preselección para ingresar a la Selección Argentina", dice Copola.
El camino fue largo pero muy productivo. “En 1999 jugué el Panamericano de México y para viajar hicimos una rifa en el barrio. Al final pude ir y mi debut fue contra un cubano al que le gané cortando clavos”, recuerda. Tiempo después llegaría su participación en varios Juegos Parapanamericanos y Paralímpicos. “En Guadalajara 2011 gané mi primera medalla dorada y fue un sueño. Al año siguiente participé de los Paralímpicos de Londres. Había llegado con malos resultados pero pude ganar dos partidos. Igual, más allá de los resultados, Londres me hizo un click en la cabeza, ahí por primera vez me sentí un atleta puro".
Luego vinieron los Juegos de Toronto 2015, los Paralímpicos de Río 2016 y la nueva medalla en Lima 2019. "A Perú fui para llegar lo más lejos posible. Además, tenía la experiencia del golpe duro que fue perder en semifinales cuatro años antes en los Juegos Parapanamericanos de Toronto dónde todos me daban como candidato. Pero en Lima, con el apoyo de mi psicóloga Sandra y de mi juego, las cosas se fueron dando bien hasta ganar otra dorada", enfatiza Gabriel y asegura: "Jamás me imaginé participar en tres Juegos Paralímpicos".
