Pericos x Pericos

Exhibición de más de mil fotografías y variedad de recuerdos de los 30 años de historia de la gran banda de reggae.

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Del 25 de agosto al 24 de septiembre. Martes a jueves de 14 a 19 h | Viernes de 12 a 21 h | Sábados, domingos y feriados de 10 a 21 h. | Sala Laberinto

Recorriendo la intimidad de la banda como nunca la viste

Una muestra fotográfica que brinda un paseo por los 30 años de historia de la banda, desde sus inicios hasta hoy, y que permitirá adentrarse en lo más íntimo de uno de los grupos pioneros del reggae en nuestro país. Con cientos de fotos de backstage, giras, grabaciones de discos, filmaciones de clips y gran parte de memorabilia, el público será parte de los distintos momentos vividos a nivel artístico y personal. La curaduría está a cargo de Nora Lezano que centra la mirada en la intimidad de las imágenes que sacaron los propios músicos durante su carrera. En esta muestra inmersiva se puede ingresar al backstage de Los Pericos que marcó momentos en la vida de varias generaciones en todo nuestro continente.

La historia, contada por ellos mismos:
Diciembre de 1986. Una banda de veinteañeros (y algún menor de edad) debuta en un olvidado bar de Martínez. Son el producto de un sueño: un grupo que toque en grandes hoteles para levantarse después a las frustradas señoras de la alta sociedad. La música que hace no tiene demasiados antecedentes en la Argentina. Poco tiempo después, un demo se convierte en furor en la radio, y así la propuesta de grabar un álbum. Los Pericos se convierten en explosión: El ritual de la banana (1987) factura 180 mil copias y se convierte en el disco más vendido del año, las canciones suenan en todos lados... El éxito repentino hace que se los catalogue como “la banda del verano”.
Treinta veranos más tarde, Los Pericos no sólo continúan creativos y vigentes, sino que su influencia es cosa juzgada en todo el continente. El reggae que desarrolló en la Argentina se multiplicó en muchos otros artistas. Es notable la cantidad de clásicos -desde “Jamaica Reggae” hasta “Inalcanzable”- que instaló en el inconsciente colectivo de varias generaciones.
En sus tres décadas de trayectoria, Los Pericos conocieron el éxito imparable y pasaron momentos duros –desde cambios de formación hasta pérdidas irreparables-, tanto en lo personal como en lo colectivo. El segundo disco, King Kong (1988), vendió 100 mil copias; el tercero, Rab a Dab Stail (1990), con un cambio de estilo, fue ignorado por el público.
En 1991 salió Big Yuyo. La banda fue invitada a participar del Reggae Sunsplash en Kingston, Jamaica, donde Rita Marley la nombró “embajadora” del género. Mientras Los Pericos giraban por el Caribe, en la Argentina “Me late” y “Waitin” desataban una pericomanía mayor que la inicial, hasta llevar a Big Yuyo a facturar 350 mil copias, suceso que continuó y se amplió a toda América Latina y Estados Unidos con Pampa’s Reggae (1994). Yerbabuena (1997) fue el cierre de una suerte de trilogía en la que el grupo abordó los sonidos más novedosos del reggae, como el dancehall, además de ritmos latinos, que había conocido de primera mano en sus incesantes giras.
En la trayectoria de Los Pericos, Mystic Love (1998) fue el disco de la maduración, que sostuvo el éxito desde una perspectiva más profunda. Mientras seguía con sus tours por todo el continente, la banda cantó “Sin cadenas” junto a Gustavo Cerati para una película sobre las Abuelas de Plaza de Mayo. Más tarde, su primer álbum en directo, 1000 Vivos (2000), que tomaba grabaciones de dos conciertos del grupo, generó un nuevo impacto popular, que continuó con la apertura a nuevas sonoridades –y nuevos hits- en Desde cero (2002). Además de varias presentaciones del álbum en el Luna Park, Los Pericos armaron shows “étnicos” especiales que llenaron varios Gran Rex.
La partida del Bahiano en marzo del 2004 fue un momento difícil en la historia de la banda, que una vez más encontró en su propio interior la fuerza y la motivación para dar otro paso al frente. Con Juanchi Baleirón en la voz, la mística de Los Pericos se reavivó con 7 (2005), un disco rockero de dientes apretados. Durante ese año, el grupo hizo más de un centenar de presentaciones en todo el continente (llegó hasta Canadá), lo que marcó el interés siempre presente por su música de parte de públicos diversos. Pura vida (2008) fue un regreso a la frescura del reggae perico, una marca identitaria que se percibía desde el adelanto con el hit “Lindo día”.
El siguiente proyecto del grupo no sólo demostró su vigencia sino también su importancia dentro del panorama internacional del reggae: Pericos & Friends (2010) ofreció versiones nuevas de clásicos de la banda y un par de covers de Bob Marley, en compañía de artistas como Gregory Isaacs, The Wailers, Toots Hibbert, The Skatalites y Ali Campbell (UB40). No fue una sorpresa que el álbum llegara a la categoría de doble platino, ni que los escenarios de todo el continente volvieran a recibir al grupo. En medio de un nuevo éxito, el dolor enorme fue la enfermedad y más tarde la pérdida de Horace Avendaño, histórico saxofonista perico.
El impacto de la pérdida del amigo mantuvo a Los Pericos lejos del estudio de grabación, pero aceitando en vivo una remozada personalidad grupal. Eso emergió finalmente en la elegancia de Soundamérica (2016), un álbum que los propios músicos ven como el inicio de una nueva etapa, en la que se da un balance entre todas las facetas que mostró en los últimos tiempos.
La celebración de los treinta años de Los Pericos comenzó en la última edición de Cosquín Rock, donde en cada jornada repasó temas de una década de su historia junto a invitados como Andrés Ciro, Juanse, Rolo Sartorio, Attaque 77, Corvata y Ale Kurz, entre otros. Pero eso no ha sido todo: en México acaba de grabar su primer DVD, y en agosto mostrará su historia en fotografías privadas en una muestra en la Usina del Arte.
Y mientras se leen estas líneas, seguramente Juanchi Baleirón (voz y guitarra), Willie Valentinis (guitarra), Gastón “Moreira” Goncalves (bajo), Diego “Chapa” Blanco (teclados), Ariel “Topo” Raiman (batería) y Marcelo Blanco (percusión) están en algún punto del continente, generando desde el escenario esa comunión especial con el público que ya pasó el mojón de los treinta años y, sin embargo, sigue intacta.

Entrada libre y gratuita
Caffarena 1, esq. Av . Pedro de Mendoza #LaBoca