Jueves 13 de Junio de 2019

Alumnos de la escuela para sordos del Hospital Rocca visitaron el Congreso

Se realizó una visita guiada para chicos hipoacúsicos por los salones emblemáticos del palacio legislativo. La escuela del Hospital Rocca es la única que trabaja el lenguaje oral en niños con trastornos auditivos y les permite insertarse en el sistema educativo secundario y terciario común.

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En el marco de las habituales visitas guiadas que se realizan al Congreso de la Nación, en la jornada de ayer asistieron una treintena de alumnos de la Escuela de sordos del hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, dependiente del Ministerio de Salud de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, quienes estuvieron acompañados por sus maestras y por el subdirector del establecimiento, el doctor Carlos Amanquez.

La visita guiada, para los chicos hipoacúsicos de entre 7 y 15 años, estuvo dirigida por Analía Rodas, interprete del equipo interdisciplinario del Programa de Formación e Inserción Profesional para Personas con Discapacidad, acompañada por Alejandro Makotrinsky, asesor técnico sordo, ambos pertenecientes al área de Bienestar Laboral y Capacitación de la Dirección de Recursos Humanos de la Cámara de Diputados de la Nación.

El recorrido por el Palacio del Congreso comenzó en el Salón de los Pasos Perdidos, situado en Diputados, trasladándose luego al recinto de sesiones de la Cámara baja. Posteriormente, los alumnos visitaron el Salón Eva Perón y el recinto de sesiones, ambos del Senado de la Nación.

La Escuela de Sordos que funciona dentro del Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, ubicado en Villa del Parque (Avenida Segurola 1949), es la única que trabaja el lenguaje oral en niños con trastornos auditivos y les permite insertarse en el sistema educativo secundario y terciario común.

El establecimiento forma parte del sistema educativo del Gobierno porteño e imparte los mismos contenidos que la escuela común pero utiliza metodologías pedagógicas adecuadas a las necesidades de los chicos con trastornos de la audición.

Tiene la particularidad de ser la única en la Ciudad con perfil oralista. Es decir, que allí los chicos aprenden a través del lenguaje oral y logran hablar, dejando al sistema de señas, de uso habitual en estos casos, sólo como un complemento.

La Escuela de Sordos brinda atención temprana y educación de nivel inicial y primaria en dos turnos: por la mañana de 8 a 12, horario en el que se les sirve el desayuno, y por la tarde, de 13 a 17, momento en que se les da la merienda. Ambas comidas son supervisadas por nutricionistas.

Al jardín especial asisten niños con trastornos y retrasos tanto en la adquisición del lenguaje como a nivel madurativo. Y a la Escuela de Sordos van niños hipoacúsicos y sin audición.

La Escuela de Sordos busca formar integralmente a los niños, con metodologías pedagógicas adecuadas a sus necesidades educativas especiales.

Es la única Escuela de Sordos en la Ciudad con perfil oralista. Los chicos aprenden a través del lenguaje oral y logran hablar, sin el sistema de señas.

El establecimiento cuenta además con el Servicio de Pedagogía Asistencial, que brinda atención integral al niño discapacitado, a través de un equipo interdisciplinario con evaluación permanente del paciente - alumno.

“En particular trabajamos todo lo que necesitan para suplantar lo que les falta de la audición; eso significa que nos enfocamos en su resto auditivo”, explica Mariana Biscione, la directora de la escuela. “Nosotras, las maestras, nos ocupamos de que entiendan que este es un lugar donde pueden ser felices y el resultado nos da mucha alegría”.

También hay talleres de apoyo para alumnos que ya están integrados a la escuela común. En ellos, se trabajan los contenidos de la currícula escolar haciendo foco en aspectos del lenguaje: morfología, fonoaudiología, sintaxis y todo lo necesario para el desarrollo del habla.

El establecimiento tiene 172 alumnos y un promedio de 6 de ellos por clase. El trabajo es muy personalizado. Fabiana Castellari, psicopedagoga del lugar, explica que "se hace un seguimiento de los chicos”.

Pero no sólo ellos reciben atención. Sus padres y familiares son integrados al proceso educativo terapéutico. Reciben orientación, apoyo y adiestramiento del resto auditivo para continuar con el proceso en casa.