Miércoles 08 de Enero de 2014

"¡Vení, subite!"

En medio de la habitual recorrida, el Papa subió a su automóvil a Fabián Báez, sacerdote de la Parroquia Nuestra Señora del Pilar de Buenos Aires. Francisco, entre risas, calificó a su amigo como "un gran confesor".

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Una nueva anécdota simpática vivió el Papa. Esta vez ocurrió durante la vuelta a la plaza para saludar a los fieles, en medio de gritos y muestras de cariño. Francisco levantó la vista y vio al Padre Fabián Báez, sacerdote de la Parroquia Nuestra Señora del Pilar de Buenos Aires. El Santo Padre hizo parar el automóvil, esperó a Fabián y lo invitó a subir con él.

Con una sonrisa de punta a punta, Báez primero corrió nervioso a saludar al Papa, quien le hizo señas para que se subiera al coche. "¡Vení, subite!", fue la frase más festejada del día en el Vaticano. Y de yapa, el Papa dijo de su amigo que "es un gran confesor".

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Un pasajero inesperado

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