Desde ese ministerio aseguran que aceleraron un cambio de paradigma en la atención de la emergencia habitacional: de un modelo de asistencia a uno más integral, de inclusión. Se habilitó la posiblidad de que las personas alojadas puedan permanecer durante el día en los CIS (conocidos anteriormente como “hogares y paradores” que funcionaban solo durante la noche) y se incorporaron profesionales que les acercan diversas herramientas para facilitar su reinserción social.
Osiris es delgado, mide casi dos metros y tiene 34 años y facciones angulosas en su rostro. Egresó hace unos meses del Félix Lora, ubicado a un kilómetro de la Plaza de Mayo. A fines de 2022, quedó en situación de calle y pidió asistencia al programa Buenos Aires Presente (BAP).
“Cuando llegué al CIS, no tenía empleo, y ahora estoy trabajando en una empresa de limpieza. Tuve un cambio de mentalidad en el CIS. Primero me ayudaron a reponerme anímicamente y luego a encontrar una vocación. Descubrí que tengo vocación para lo social, me gustaría estudiar trabajo social. Fue positivo haber pasado por el CIS: yo dejé de enfocarme tanto en mis problemas y empecé a pensar en cómo ayudar a la gente que tiene más problemas que yo. Y eso mismo me fue sacando adelante”, explica Osiris.
“El programa Redes por la Inclusión se puso en marcha hace dos años y fue pensado para apuntalar las fortalezas, las habilidades y el ánimo de las personas que transitan una situación de emergencia habitacional. Acompañamos en el desarrollo de un nuevo proyecto de vida. No es una tarea sencilla, la coyuntura económica del país no ayuda. Es difícil acceder a un alquiler, pero desde el Gobierno de la Ciudad ofrecemos diversos recursos para allanar un poco ese trayecto de reinserción”, comentó la directora de Desarrollo e Inclusión Social, Rosario Angelillo, a cargo de los equipos de acompañamiento.
“El programa apuntala las fortalezas, las habilidades y el ánimo de las personas que transitan una emergencia habitacional”
A través de ese programa, se fortaleció el acompañamiento profesional en los CIS y se generó una amplia oferta de cursos de capacitación exclusivos para su población objetivo. “Más de 400 personas beneficiarias de distintos programas sociales de la Ciudad han asistido en los últimos diez meses a talleres de oficios dictados en centros de formación especializados, de primer nivel”, detalló la responsable de Redes por la Inclusión.
Al igual que Carlos, Marcelo se quedó sin empleo durante la pandemia y, poco después, sin vivienda. Estuvo en situación de calle durante unos días, hasta que ingresó en un CIS. Con el acompañamiento de los equipos, Marcelo se propuso, a los 56 años, recuperar su autonomía. Se anotó en cursos de capacitación, fue contratado por una empresa participante del programa Redes por la Inclusión y, así, pudo egresar en noviembre de 2022 del CIS hacia su vivienda alquilada. “Mi objetivo era rehacer mi vida, volver a ver a mis familiares y amigos, y lo logré. Llevó mucho tiempo pero lo logré”