Lunes 05 de Octubre de 2020

El TC volvió a rugir en el Autódromo de la Ciudad

Después de dos años, la máxima categoría del automovilismo nacional regresó al Gálvez para disputar la quinta fecha del calendario con todos los protocolos por el Covid 19. Valentín Aguirre, con Dodge, fue el gran ganador de la jornada.

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Se extrañaban mutuamente. Dos años sin verse es mucho. Pero como en los cuentos de Disney, esta historia también tuvo un final feliz y por fin volvieron a verse las caras. El Autódromo de la Ciudad de Buenos Aires y el Turismo Carretera se reencontraron este domingo 4 de octubre, tras 24 meses de distanciamiento.

Y todo fue raro, sin gente, con caras tapadas por barbijos y todos a dos metros de distancia. Es que la pandemia de Covid 19 que afecta al mundo impidió que se celebre al ritual folclórico que se da cada vez que corre el TC en cualquier escenario. Sin embargo la pasión y la emoción, por suerte no saben de aislamientos. Y por supuesto la alegría de los pilotos y de sus equipos de volver a los boxes y al mítico circuito 12 del Autódromo de la Ciudad.

El Galvez comenzó a sentir, durante la semana pasada, ese olorcito a nafta y el inconfundible sonido de los motores a pura revolución. El sábado los autos comenzaron a hacer retumbar el pavimento del Gálvez y el domingo, la gran final tuvo de todo. Emociones, trompos, despistes y a Valentín Aguirre a bordo de su Dodge como el gran ganador de una jornada histórica, la vuelta del TC al Autódromo de la Ciudad de Buenos Aires, tras dos años de ausencia. A Aguirre lo escoltaron Juan Martín Trucco (Dodge) y Mariano Werner (Ford).

Emocionados

Cientos de pilotos, mecánicos, asistentes, jefes de equipo trabajaron para que su auto llegase primero a la meta. Sin embargo y dejando de lado la rivalidad dentro de la pista, todos coincidieron en un solo sentimiento: emoción por regresar al Gálvez.

Lucas Carabajal llegó a Buenos Aires desde la provincia del Chaco y no pudo ocultar su alegría: “Vengo desde lejos y la verdad es que se sienten muchas cosas. Esto lo soñé desde chiquito y gracias a Dios pude cumplir mi sueño de correr en este circuito tan imponente”.

Con muchos años en la categoría sobre el lomo, Mauro Medina director del equipo del RUS Med no pudo ocultar su emoción: “Es muy grande la alegría de volver a esté emblemático circuito, el más importante del país”

Por primera vez los autos giraron solos, sin ese sonido inconfundible de las tribunas alentando a sus pilotos y marcas. “Es bravo ver el Autódromo vacío, es tremendo no ver las bandera y más en este lugar tan lleno de mística”, cerró Medina.