Jueves 28 de Septiembre de 2017

Diplomacia de las ciudades

Por Fernando Straface, Secretario General y de Relaciones Internacionales de la Ciudad

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La fuerza irrefrenable de la urbanización es un dato conocido. Las ciudades que superan el millón de habitantes son hoy más de 500. Según el Foro Económico Mundial, más de dos tercios del PBI mundial es urbano.

Lo nuevo es la reafirmación política del fenómeno, la llamada diplomacia de las ciudades, con junio de 2017 como hito. Ese mes el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció que su país se retiraba del Acuerdo de París. De forma inmediata, los alcaldes de Atlanta, Pittsburgh, Nueva York, Chicago, Salt Lake City y Los Ángeles, manifestaron que sus ciudades mantendrían los compromisos con el cambio climático que el Acuerdo promueve.

El porvenir de las ciudades es más que auspicioso, con sus rasgos abiertos y cosmopolitas. En las ciudades surgieron las tendencias más importantes desde que el hombre comenzó a organizarse en comunidad.

Además, son los nodos principales de la red de turismo mundial, lugar de intercambio e hibridación. Las ciudades son parte protagónica de la identidad de un país.

La fuerza creciente de las ciudades está decantando en su transformación en actores de la diplomacia global. En un contexto mundial donde el centro del poder se desdibuja, la internacionalización de las ciudades convive con la noción unidimensional de soberanía nacional y proyecta atributos deseados de un país.

La diplomacia de las ciudades incluye una faz competitiva: seducir a empresas multinacionales y a jóvenes talentos para dinamizar sus economías. Buena parte de las decisiones de individuos y organizaciones sucede al nivel más terrenal. Ciudades más que países.

¿Por qué una gran compañía debería elegir Buenos Aires en lugar de San Pablo, Bogotá o Santiago de Chile para instalar sus oficinas y contratar a cientos de empleados? Las ciudades potencian su inserción global cuando logran o pueden apoyar sus ventajas competitivas en la política exterior de sus países.

Desde diciembre de 2015, la Argentina trabaja para reinsertarse globalmente y ello abre puertas para que la Ciudad de Buenos Aires potencie sus atributos identitarios en el mundo. La realización de eventos globales, como el World Economic Forum, la reunión de la OMC o la cumbre del G20, ocurren gracias al nuevo rumbo de la política exterior y son una vidriera internacional para Buenos Aires.

Este año la Ciudad lanzó su agencia de promoción de inversiones, para comunicar las oportunidades de negocios, potenciar la capacidad exportadora de las empresas y del ecosistema emprendedor y promover sus productos y servicios. Así, la Ciudad se suma a otras grandes metrópolis como Londres o Paris, que también apostaron a este tipo de organismos, del que participan tanto el sector público como el privado, para incrementar su influencia diplomática y en los negocios.

Pero las ciudades también cooperan. A menudo las ciudades lo son todo. El problema y la solución. Son responsables del **70% de las emisiones de gases de efecto invernadero, y del 75% del consumo de los recursos mundiales*. Cualquier respuesta sensata y factible para mantener el equilibrio ambiental mundial debe pasar por ellas.

La predisposición cooperativa de las ciudades es cuantificable: existen más de 200 redes de trabajo común, de intercambio de experiencias y mejores prácticas. Buenos Aires integra estas redes y las aprovecha. De allí se toman y adaptan buenas políticas, en un aporte que fluye de ida y vuelta. Las estaciones saludables de Buenos Aires se llaman hoy en Quito Salud al paso, y son Kioscos de salud en la ciudad de México.

Una de estas 200 redes es el C40, alianza en la que participan Buenos Aires y 90 ciudades más. La red ya tomó más de 10.000 medidas ambientales e impulsa la inversión en energías renovables y la reducción de la emisión de dióxido carbono. Otra de ellas es el Urban20, y llevará el diálogo sobre la nueva agenda urbana global a la cumbre del G20 que ocurrirá en 2018 en nuestro país.

La diplomacia de las ciudades no es estrictamente un fenómeno nuevo. En los 80 se acuñó el término paradiplomacia, que refiere a la incorporación de los actores subnacionales al espacio público internacional. Lo novedoso es su aceleración, que importa un cambio cualitativo. Si 2 de cada 3 personas en el mundo habitarán en ciudades hacia 2050, la relevancia de las ciudades como actores económicos y políticos también irá en aumento.

Nota originalmente publicada en El Cronista