El bullying es el acoso entre pares en el ambiente educativo. Es una conducta de hostigamiento física o psicológica que se realiza de manera intencional y sostenida en el tiempo. Esta conducta puede ser de un/a estudiante a otro/a o varios/as estudiantes sobre otro/a. Estos comportamientos implican agredir, humillar, insultar, ignorar o golpear a otro/a en forma persistente y siempre dirigido a una misma persona. Asimismo, ese vínculo que se genera mantiene una relación de poder de una persona sobre la otra.
Cada escuela de la Ciudad cuenta con diferentes espacios donde se trabaja la convivencia:
Consejo de Aula
Es un espacio donde estudiantes y docentes de un curso trabajan un tema de convivencia grupal. Con la ayuda del/ de la docente se construyen acuerdos y pautas sobre cómo nos comportamos. Durante el intercambio no se mencionan casos particulares de ningún compañero o compañera, no damos nombres propios para evitar mayores conflictos. Se conversa sobre cómo nos gusta que nos traten, que se dirijan a nosotros/as, qué cosas no nos gustan respecto de cómo nos tratamos o que cosas nos hacen sentir mal, para aprender a llevarnos mejor. Los conflictos individuales son abordados en un espacio diferente, reservado y privado.
Consejo Escolar de Convivencia (CEC)
Es un espacio del que participan directivos, docentes, estudiantes, familias y no docentes, y es convocado por la conducción de la escuela Es un órgano consultivo, es decir, que su función es la de asesorar a la conducción en temas de convivencia escolar El CEC se reúne en fechas establecidas por agenda educativa y también puede convocarse frente a un evento imprevisto. No es necesario que haya un conflicto para convocarlo. Estos espacios sirven también para proponer ideas, jornadas, actividades, etc.
Acuerdo Escolar de Convivencia (AEC)
Es un documento que debe reflejar lo que piensa la comunidad educativa incluyendo la voz de directivos, docentes, estudiantes, no docentes y familias. Se trabajan temas importantes de nuestra vida escolar. Por ejemplo, el uso de tiempos, espacios y elementos (como por ejemplo las tecnologías, vestimenta o juegos). Es importante diferenciar los acuerdos de las normas, ya que las normas no están en discusión ni en debate porque forman parte de la normativa institucional escolar, por ejemplo: horario de llegada y salida de la escuela. Estos acuerdos se piensan entre todos/as. Deben establecer las pautas de convivencia que son importantes respetar para mejorar la convivencia escolar. Es importante que se pueda revisar y modificar en caso de ser necesario.
¿Cómo ayudar a prevenir?
Desde la familia se puede trabajar para anticipar y/o prevenir las situaciones de conflictos de convivencia. Por un lado es importante revisar nuestras formas de vincularnos entendiendo que los/as adultos/as nos presentamos como un modelo posible para los/as niños/as y adolescentes.
Por otra parte, desde una escucha activa y atenta, es posible detectar las situaciones antes de que impliquen un conflicto mayor y más sufrimiento. Tomarnos un tiempo para escuchar cómo les fue a los chicos y las chicas en la escuela, cómo se sienten, qué les preocupa, nos permite saber qué están viviendo y situaciones que están atravesando.
Como familia, es importante también reconocer las influencias que pueden recibir los niños, niñas y adolescentes más allá del ámbito escolar. Ellos/as, muchas veces, están expuestos/as de forma indirecta a la agresión, lo que puede contribuir a la reproducción de situaciones violentas a la hora de vincularse con otros/as.
