Jueves 03 de Noviembre de 2022

Día de los Muertos en el Cementerio de Flores

Las colectividades peruana, boliviana y mexicana, junto a las comunidades de los pueblos originarios, realizaron ofrendas de alimentos y bebidas a sus familiares difuntos.

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Cada 1 y 2 de noviembre, las comunidades quechua, kolla, aymara, andinas y bolivianas celebran el Aya Mark'ay Quilla, expresión quechua para "Día de los Difuntos". Los ajaius (espíritus de nuestros antepasados) llegan desde el tiempo eterno y se reencuentran con la familia y el entorno comunitario.

El miércoles 2, más de 50.000 personas se reunieron en el cementerio del barrio porteño de Flores para honrar y recordar a quienes ya no están. Esta fecha fue declarada por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en el año 2008, y es considerada una de las celebraciones más tradicionales de la cultura de México. Sin embargo, cuenta con importante influencia en el resto de los países de Latinoamérica.

“El ambiente en las Flores era de respeto por nuestros muertos y los ajenos. Es una alegría para nosotros reencontrarnos con nuestra familia que ya falleció, y se ha vivido tal cual”, expresó Felicidad Chávez Matias Secretaria General de la Asociación Folklórica Cultural San Martín (A.F.A.C San Martín).

De acuerdo con las tradiciones andinas y originarias, la muerte es concebida como una etapa más en el ciclo de la vida, a través de la cual una nueva era creada. Por este motivo es que se incita a que la celebración de este día sea con alegría. Es una fecha para homenajear a la vida y agradecerles a quienes ya no se encuentran en el plano material, por su protección.

La tradición parte de la bienvenida a los espíritus el día 1ero de noviembre, cuando ingresan a los hogares de sus familiares y seres queridos, quienes a su vez presentan ofrendas. La calidad y el grado de la ornamentación de las ofrendas depende de las tradiciones regionales y de las familias. Los objetos principales son un símbolo de los elementos de la vida: agua, viento, fuego y tierra. El agua se sirve en una jarra de barro o vidrio para saciar la sed del espíritu de su largo viaje. El fuego está representado por las velas encendidas. El viento se representa con el papel picado (tejido papel con recortes). Y la tierra está representada por la comida, por lo general pan de muerto.

El 2 de noviembre es el día de despedida de los espíritus. En este caso la celebración, muy personal y familiar, contó con música, flores, comida, ofrendas y tradiciones de quienes se acercaron a saludar a sus seres queridos perdidos, que llenaron de color y alegría el cementerio. Familias enteras se reunieron y compartieron sus historias familiares.

La Ciudad, presente en la organización del evento, puso a disposición personal de prevención en la entrada de las intersecciones de las calles Varela y Balbastro, para garantizar un ingreso ordenado, respetuoso y pácifico de la multitud al predio. También, dispuso de baños químicos y agua dentro del cementerio, para asegurar la comodidad de quienes decidieron acercarse a honrar a sus familiares y amistades. Se extendió el horario de cierre del cementerio hasta las 17.30hs, para garantizar la participación de las comunidades que celebran esta día.

“Hubo control en el ingreso, pues no está permitido ingresar con bebidas alcohólicas al cementerio. Esto es así desde hace ya algunos años, así que ya es conocido por quienes nos acercamos a celebrar. Lo importante es que vivimos un día de reencuentro familiar con nuestros seres queridos que se fueron al más allá. La gente vivió el día de ayer con normalidad y tranquilidad”, agregó Felicidad.

La jornada se desarrolló con mucho respeto a las costumbres ancestrales, rindiendo especial veneración a la usanza de las comunidades andinas y de pueblos originarios. Estas comunidades enriquecen la Ciudad de Buenos Aires y desde la Subsecretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural, seguimos trabajando con cada una de ellas en favor de la promoción y visibilización de sus culturas.