Miércoles 10 de Diciembre de 2014

Históricos lazos culturales y de amistad entre Buenos Aires y Alemania

La Argentina es el cuarto país del mundo con mayor cantidad de descendientes alemanes. La Ciudad disfruta el intercambio en distintas áreas como la arquitectura, la música, el canto en coro, el teatro y la literatura, entre otras actividades.

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Aportes a la arquitectura

Desde su arribo a Buenos Aires, la colectividad alemana fue dejando su huella en la arquitectura de la Ciudad. Ya en 1853, se destaca la obra del arquitecto Eduardo Taylor, la Iglesia Evangélica Luterana ubicada en calle Esmeralda al 162.

Los arquitectos de origen germánico que arribaron a nuestro país con una sólida base de formación técnica, asumieron también temas ingenieriles, trazando un lenguaje ecléctico un tanto versátil, romántico en su postura, con vertientes medievalistas pero también clasicistas. Tal el Rundbogenstil o "estilo de las ventanas redondas" o terminadas en arcos de medio punto, variante historicista cuyos ecos se encuentran en Buenos Aires en el edificio del hoy Ministerio de Educación, obra del arquitecto Carlos Altgelt, en 1889.

Foto: https://www.facebook.com/EmbajadaAlemanaBuenosAires

Probablemente la mayor influencia de esto técnicos se dio entre 1870 y 1890 con sus aportes estilísticos, combinando majestuosidad con calidad constructiva y con una característica común: dada su formación en institutos germanos, pudieron dar respuesta técnica y formal a nuevos programas no resueltos aún por nuestra sociedad. Así por ejemplo Felipe Schwarz, llegado en 1854, estaba especializado en problemas de mecánica de molinos y vapores pero a la vez fue autor del antiguo Hospital de Clínicas (1879-1881, demolido en 1974) cuya sobria decoración lo diferenciaba de otras realizaciones contemporáneas.

Foto: Horacio Coppola/Wikipedia

Esa capacidad multidisciplinar se advierte también en la producción de Otto von Arnim, quien interviene en numerosas obras como consultor y director, desarrolla trabajos relacionados con obras del puerto de Buenos Aires y trazados de ramales de ferrocarriles. Construye el Puente Alsina (1858), con un uso de la madera que fue un alarde tecnológico para la época.

Dos obras del alemán Fernando Moog, llegado a Buenos Aires en 1863 resultan ser las más trascedentales de la producción de arquitectos de esa nacionalidad en Buenos Aires. Una es el Mercado Central de Frutos de Avellaneda, por entonces Barracas al Sur de 1889, "considerado por entonces el wool dock más grande del mundo". La otra obra es un conjunto terminado en 1893 que comprendía a la sala del Teatro Odeón -donde en 1896 se realizó la primera exhibición cinematográfica del país-, el Hotel Roi y un famoso restaurante, el Royal Keller, local que luego pasó por varios usos.

En los momentos de mayor crecimiento del país, la expansión industrial estuvo acompañada por una arquitectura fabril de alta calidad y en este campo el protagonismo de empresas alemanas fue notable.

Foto: Derechos Humanos y Pluralismo Cultural GCBA

Dentro de las empresas que contribuyeron a nuestro desarrollo debe figurar a la cabeza GEOPE, Compañía General de Obras Públicas. La lista de sus realizaciones incluye a muchos ejemplos relevantes de nuestra arquitectura en diversos temas así como en obras de infraestructura y equipamiento como por ejemplo los depósitos del dique IV de Puerto Madero (1909), las obras del subterráneo de Plaza de Mayo a Plaza Once (1911), la Galería Güemes (1912), el edificio del Correo Central (1915), la Facultad de Derecho (1921), el edificio Lahusen, el subterráneo Lacroze entre las estaciones Callao y Pueyrredón (1929) y el estadio del club Boca Juniors (1937). Además, el Obelisco fue proyectado por el arquitecto Alberto Prebisch, argentino, hijo de alemanes, y construido por un consorcio de obras públicas germanas.

Con una obra menor pero con encargos importantes figura Wayss y Freitag, Empresa Constructora de Hormigón Armado, a cargo del ingeniero Carlos Seidl, que realizó obras en la Argentina, Uruguay y Brasil. Aquí ejecutan las fundaciones del primer puente trasbordador del Riachuelo (1913), el Pasaje Barolo, el Hotel de Inmigrantes, silos y puentes de carga en Puerto Madero (1920), el Mercado de Frutos del Tigre, el edificio Duperial, la capilla del Cementerio Alemán y otras obras en el resto del país.

Aportes a la música

Las sinfonías y los cuartetos de Haydn, Toeschi y Stamitz formaron parte del repertorio musical del teatro de Buenos Aires desde 1780. Más tarde llegan las obras de Mozart y el estreno de Don Giovanni en 1827 en el Coliseo Provisional.

Los aficionados ingleses y alemanes interpretaron fragmentos de oratorios de Andel y de Haydn, en 1845, durante un brillante concierto eclesiástico a beneficio de la recién fundada Iglesia Evangélica Alemana. Desde entonces existe un Orfeón alemán (Deutscher Mannergesangverein) y muy pronto se crearon entidades rectoras como la Singakademie, la Teutonia y Germania. En Buenos Aires vivió el flautista Briz, amigo de Wagner, y hacia 1849 actuó el brillante violinista August Mohecer, colaborador de Mendelssohn.

La gran resonancia de la ópera en Buenos Aires desde 1848, se enriqueció dentro de su orientación casi exclusivamente italiana y francesa, con el Freischutz de Weber en 1864, y en 1883 con los paulatinos estrenos de los dramas líricos de Wagner ejecutados en versiones en lengua italiana.

En el contexto de las sociedades alemanas, ya eran habituales algunos fragmentos de Wagner, en tanto que el 4 de octubre de 1912, en el salón de actos del diario La Prensa, un grupo de compositores, musicógrafos y aficionados a la música firmó el acta fundacional de la Asociación Wagneriana. La entidad hizo su debut público con una conferencia sobre Wagner a cargo de Ernesto De la Guardia.

Ya en 1913, comenzó la actividad de conciertos de la Asociación, que desde la década del 20 se transformó en uno de los principales actores culturales de la Ciudad, no sólo en cuanto a lo que se refiere a la organización de conciertos sino también para promover la difusión de la obra de Richard Wagner en el Teatro Colón.

A lo largo de su historia, la Asociación creó su propio cuarteto de cuerdas y en 1951 el Coro, que continúa su labor hasta el presente, y durante un tiempo logró el sueño de contar con una sala propia de conciertos.

Foto: Derechos Humanos y Pluralismo Cultural GCBA

Durante el siglo XX continúa la preeminencia de la música alemana en el campo sinfónico y de cámara y el acercamiento cada vez más importante a la ópera alemana. A esto contribuyen las visitas de Richard Strauss, Félix von Weingartner, Artur Nikisch y los estrenos de óperas alemanas en lengua original, en 1922, en el Teatro Colón, lo que constituyó una nueva era de la práctica musical argentina. La presencia reiterada de Clemens Krauss, Oscar Fried, Otto Klemperer, y la radicación de Erich Kleiber y Fritz Busch coronaron esta evolución del modo más decisivo.

Richard Strauss dominó con sus obras el repertorio sinfónico y dramático, y fue Buenos Aires la Ciudad que tuvo la “premiére” americana de Arabella en 1934 y de La mujer sin sombra en 1949. Entre los compositores argentinos de origen alemán figura también Augusto Rattenbach, y un alemán radicado en la Argentina, Werner Wagner.

Foto: Derechos Humanos y Pluralismo Cultural GCBA

Hilda Dianda obtuvo con sus composiciones de vanguardia y experimentales una gran repercusión, mientras que Pedro Sáenz vivió y trabajó durante varios años en Austria, tal como el compositor y director de coros Eduardo Bruckner.

En 2009 la mundialmente prestigiosa Orquesta Sinfónica de Berlín (Berliner Symphoniker) ofreció un concierto en la Plaza de la República, junto al Obelisco, bajo la conducción del director argentino Jorge Uliarte, radicado en la actualidad en la ciudad austriaca de Salzburgo.

El canto en coro

Los coros son una tradición de especial relevancia en los países protestantes, ya que en la iglesia canta la comunidad entera y esto es especialmente notorio en Alemania. En el año 1855, tres años después de la caída de Rosas, los alemanes residentes en Buenos Aires habían fundado el Gesangverein Germania (Asociación de Canto Germania).

La Germania contaba con 31 socios en el momento de su creación. Tenía una sede propia y organizaba discusiones sobre temas diversos. En 1865 la cantidad de socios ascendía a 200. En 1866 se celebró el primer festival de la canción en Buenos Aires, en el cual Germania ganó una copa de plata. En 1872 Germania organizó conciertos de beneficencia para los sobrevivientes de la epidemia de fiebre amarilla.

La gran corriente inmigratoria posterior a la Primera Guerra Mundial hizo posible el festival del año 1922. En el presente aún existe Germania, así como el Coro Alemán.

Foto: Derechos Humanos y Pluralismo Cultural GCBA

El teatro alemán

En 1940 por iniciativa de Paul Walter Jacob y Mac Wachter, se creó el Teatro Libre Alemán de Buenos Aires. Era teatro alemán en el más amplio sentido de la palabra: tanto los autores representados como los actores, eran alemanes, austríacos o suizo – alemanes. Cambió su denominación, primero a Teatro Alemán y luego a Teatro de Comedia Alemana en Buenos Aires. En su escenario actuaron artistas alemanes independientes y reconocidas compañías de teatro de origen germánico.

Como grupos estables alemanes solamente se mantuvieron los de la comunidad de San Bonifacio de los católicos de habla alemana.

Escritores y libreros

Los libreros y editores alemanes de la primera hora eran a la vez impresores. Tres artífices, cuyos nombres quedarían indeleblemente unidos al arte impresor en Argentina, llegaron al Río de la Plata casi a al mismo tiempo, pero en forma independiente. Se trata de Heinrich Curth, Wilhelm Kraft y Jacob Peuser.

Enrique Curth editó periódicos en idioma alemán, impreso con letras góticas, y se lo puede considerar uno de los precursores del periodismo alemán, impresos con tales caracteres. Sus colegas Peuser y Kraft (cuya empresa aún existe) incursionaron partiendo de la imprenta, en el negocio editorial.

Foto: Derechos Humanos y Pluralismo Cultural GCBA

Don Jacobo Peuser, emigrado alemán, estableció su primera librería y editorial "Librería Nueva" en 1867. Editorial Peuser a mediados del siglo XX tuvo un importante rol durante el gobierno peronista. En el año 1949 se crea la colección "Biblioteca Infantil General Perón", editada por editorial Peuser. Está compuesto por doce títulos, entre otros: "Cuentos heroicos argentinos", "El niño en la Historia Argentina", "Cuentos del 17 de Octubre", "Historia de los Gobiernos Argentinos", "Una mujer argentina: Doña María Eva Duarte de Perón" y otros títulos.

El impresor y editor Guillermo Kraft nació en Brunswick, Alemania, en 1839; falleció en Buenos Aires en 1893. Llegado a Buenos Aires en 1862, abrió un pequeño taller de impresión en la calle Reconquista. Uno de sus principales méritos fue introducir la primera máquina litográfica y también las primeras rotativas del país. Hacia 1880 su actividad como litógrafo se destacó en trabajos como Trofeos de la Reconquista de Buenos Aires en 1806 y los Atlas geográficos y Álbum militar de la República Argentina. Sus talleres publicaron la obra de autores como Bartolomé Mitre, Carlos Burmeister, Otto Krause, Lucio V. Mansilla, Adolfo Saldías, Eduardo Holmberg y Salvador María del Carril, entre muchos otros.

En la primera Feria del Libro Argentino en el año 1943, un descendiente del editor alemán tuvo fundamental incidencia en la organización de la iniciativa. La idea fue de la Cámara Argentina del Libro, que presidía el benemérito Guillermo Kraft.

Durante la Segunda Guerra Mundial, quedó interrumpida la importación de impresos alemanes. En vista de ello numerosas librerías se transformaron en casas editoras. La antigua librería Beutelspacher, en particular, tuvo una actuación muy meritoria: publicó la revista cultural Lasso, dirigida por el escritor argentino alemán F.R Franke. Su continuadora luego de la guerra, fue la revista mensual Sudamérica que existió desde 1950 a 1970 y que los expertos consideran “una de las publicaciones de mayor calidad de habla alemana impresas fuera de Alemania”.

Metrópolis de Fritz Lang en el Museo del Cine porteño

En julio de 2008 la Ciudad dio a conocer los detalles del rescate de las escenas faltantes del mítico filme alemán ‘Metrópolis’ que se encontraban en el Museo del Cine “Pablo C. Ducrós Hicken”. Al año siguiente, la Ciudad y la Fundación Friedrich Wilhelm Murnau firmaron un convenio de colaboración en el que se acordó el traslado a Wiesbaden de la cinta con imágenes originales del film.

Observatorio de colectividades: Alemania