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El libro de las calesitas porteñas, presentado en sociedad

Vuelta y vuelta

Alejandro Mellincovsky, un argentino que vive en Israel, explicó en público el sentido del libro editado por Cultura de la Ciudad, donde cuenta la historia de las calesitas de Buenos Aires. Estuvo presente el jefe de Gobierno, Jorge Telerman.

Apela a la memoria y la emoción de quienes crecieron jugando en las calesitas porteñas, pero también retrata el presente, para los chicos que buscan entretenimiento en las plazas, y también al interés de aquellos que pretenden profundizar en el tema. El libro Calesitas de valor patrimonial de Buenos Aires, un valioso aporte editorial que establece un recorrido histórico por las 52 calesitas instaladas en distintos espacios públicos porteños, fue presentado em sociedad a lo grande en la Sala Domingo Faustino Sarmiento de la Feria del Libro. En el volumen editado por el Ministerio de Cultura, los textos van acompañados de fotografías que ilustran el paso del tiempo y para muchos representan recuerdos de una infancia lejana. El libro fue escrito por Alejandro Mellincovsky, un argentino radicado en Israel que investigó el tema con su hermano Gabriel y su padre Silvio. 

“Nuestro objetivo es ampliar los límites de aquello que se considera patrimonio cultural, arraigando el concepto en la comunidad y acercándolo a la vida cotidiana de la gente”, explicó la ministra de Cultura de la Ciudad, Silvia Fajre, en relación con lo que significa, en términos de difusión cultural, una publicación de estas características. “Después de leer esta valiosa publicación sobre las calesitas porteñas, debería quedar claro que patrimonio no es solamente un edificio histórico o un mármol ilustre sino que también lo son los objetos, lugares y puntos de encuentro y disfrute que nos marcaron desde nuestra primera infancia. Hombres fundadores de calesitas, sitios de esparcimiento, espacios visitados por niños: todos confluyen en estas páginas que contienen un conjunto de saberes de interés para investigadores y público”.

La primera parte del libro contiene un estudio acerca de las calesitas en el mundo y la etimología de la palabra. Luego se describe la historia de la calesita en Argentina (los hermanos Sequalino crearon la primera gran fábrica nacional) y su irrupción en Buenos Aires, en la década del ‘40. En el libro también hay un espacio reservado a “las calesitas que ya no están”, y otro tramo con el racconto pormenorizado de las calesitas actuales, barrio por barrio, con la historia, emplazamiento y descripción física de cada una de ellas. Como, por caso, la que adorna la Plaza Almagro desde 1962 con sus caballos de madera; la instalada en la Plaza 1º de Mayo por un portugués que, incluso la utilizaba para dormir; la de la Estación Belgrano R; la calesita “José” de la Plaza Irlanda que incendiaron en 1986 y que fue reconstruida, o la calesita de dos pisos del Jardín Zoológico, entre otras.

 La calesita, además de un juego que los chicos disfrutan hoy a 75 centavos la vuelta, supone una tradición que se transmite. “Empezamos relevando las que tenía registradas el Gobierno de la Ciudad y terminamos encontrando otras escondidas en terrenos privados o del ferrocarril, como la de Coghlan. En el interín, reaparecieron algunas, como la del Paseo Sara Vaamonde, en Boedo. Otras desaparecieron, como la del Paseo de la Infanta”, contó Mellincovsky.

La directora general de Patrimonio Cultural, Nani Arias Incollá, dijo a Cultura BA: “Entendemos que las calesitas forman parte de nuestro patrimonio cultural, del más entrañable, de aquel que nos remite a la primera infancia, a la plaza del barrio; en compañía de mamá o del abuelo; como la Aristóbulo del Valle, en Villa del Parque; la Martín Fierro en San Cristóbal, o la Irlanda en Caballito. Nos remite, de alguna manera, a la felicidad. Son parte de lo que podría categorizarse como patrimonio inmaterial, pues más allá del objeto en sí, que puede ser muy valioso, pesa la costumbre, el hábito de ‘ir a la calesita’; es el hecho que involucra tantos sentimientos, tanta alegría, que si lo transferimos a nuestros hijos y a nuestros nietos nos sobrevivirá”. Por su parte, la ministra de Cultura definió: “El patrimonio no son sólo los edificios sino la identidad desde donde se lee, se decodifica y se construye el imaginario de la Ciudad”.

El libro forma parte de una colección que edita el Ministerio y se vende en la Tienda Cultural de Av. de Mayo 575. Los volúmenes que la componen abarcan diferentes tópicos del patrimonio cultural porteño, desde construcciones históricas como los cementerios o los rascacielos hasta expresiones de la cultura popular como son las calesitas o los cuentos de la comunidad gitana. La lista de títulos incluye El Buenos Aires de Enrique Horacio Puccia (1910-1995); Patrimonio cultural en cementerios y rituales de la muerte; Rascacielos porteños. Historia de la Edificación en altura en Buenos Aires (1580-2005); Patrimonio cultural gitano, y Le Paramícha le Trayóske (Los cuentos de la vida).

Publicación: 4 de mayo de 2006