Los Trastornos del Espectro Autista (TEA) tienen origen neurobiológico, es decir, que afectan a la configuración del sistema nervioso y al funcionamiento cerebral, dando lugar a dificultades en dos áreas principalmente: la comunicación e interacción social y la flexibilidad del pensamiento y de la conducta. Es necesario aclarar que NO es una enfermedad y que las manifestaciones del trastorno suelen ponerse de manifiesto en los primeros años de vida y variarán en función del desarrollo y la edad cronológica de los niños o niñas.
En los últimos años, se ha avanzado en el sentido de dejar de excluir a las personas, y sobre todo los niños, niñas y adolescentes con autismo de los ámbitos sociales, educativos y recreativos. En la Ciudad de Buenos Aires, tanto el Estado como diversas organizaciones de la sociedad civil, trabajan en concientización, integración escolar, talleres de exploración artística, propuestas de juegos para niños y actividades que tienden a desarrollar habilidades sociales. Algunas de estas organizaciones son: PANACEA, Fundación Brincar por un Autismo Feliz o APAdeA, organizada por padres y familiares de personas con TEA.
Pero el mayor logro consiste en dejar de pensar que el problema está solamente en este trastorno, y empezar a mirarse en el espejo como sociedad: la orientación para padres y familiares, así como las capacitaciones para instituciones buscan revertir una idea de que son solo las personas con TEA las que deberían adaptarse al mundo tal cual es. Se trata, en cambio, de preguntarnos por qué esperamos como sociedad que todas las personas actúen de la misma manera, cuando somos todos diferentes entre nosotros.
A nivel internacional, también se ha avanzado en campañas de concientización a través de una simbología ha tomado fuerza: ya se logra relacionar el color azul y las piezas del rompecabezas como imágenes representativas de los Trastornos del Espectro Autista.
El color azul, según la Campaña Light Up Blue, representa lo que viven a diario las personas con este trastorno y sus familiares. Este color tiene la peculiaridad de brillar tanto como el mar en un día de verano y “otras veces se oscurece como un mar en tempestad”.
La pieza del rompecabezas puede explicarse de dos formas: que las personas con autismo necesitan encontrar un sitio adecuado en la sociedad para encajar o con la representación de la diversidad. Todas las piezas son distintas, pero ninguna es más ni menos que las otras. Como pasa con las personas, todas las piezas son distintas, pero todas son igual de importantes.
Tenerlos en cuenta y visibilizarlos genera empatía y conciencia al representar a los TEA de forma mundial.
