Historia

El Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori fue fundado con la intención de poner en valor la producción del arte nacional.

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Los primeros años

El concejal Fernando Ghio obtuvo la sanción de una ordenanza para la creación del Museo, que fue inaugurado oficialmente en 1938, en dependencias del Concejo Deliberante. Durante los primeros catorce años se lo denominó Museo Municipal de Bellas Artes, Artes Aplicadas y Anexo de Artes Comparadas. No obstante, lo más importante sucedió en 1936, año en que se decretó la realización de un Salón Anual de Pintura, Escultura y Grabado bajo el nombre “Premio Manuel Belgrano” (el rubro Dibujo fue incorporado recién en 1955).

Entre los años 1975 y 1977, el Museo Sívori se fusionó con el de Arte Moderno bajo el nombre Museo Municipal de Artes Visuales. En tanto, en 1980 pasó a depender del Centro Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, hasta que a fines de 1982 recuperó finalmente su autonomía. No menos injustos y erráticos fueron sus lugares de emplazamiento, tratándose –como en este caso– de la mayor colección de arte argentino, propiedad de la Ciudad de Buenos Aires. Todos estos espacios fueron provisorios e insuficientes para que el Museo Sívori desarrollara su labor.

Así, luego de ser desalojado del Honorable Concejo Deliberante –lo cual trajo aparejada la pérdida de una parte sustancial de su patrimonio; por ejemplo, la gran obra “Chacareros” de Berni (recuperada en octubre de 2008), junto a otras 130 piezas que el Sívori reivindica como propias–, se lo trasladó a Avenida Del Libertador 2373, y posteriormente a la calle Paraguay 1033, desde donde a su vez fue confinado al Teatro General San Martín.

Sede definitiva

En 1995 se dispusieron los fondos y se impartieron las órdenes pertinentes para la realización de la nueva y definitiva obra que albergaría al Museo, dejando atrás años de injusta desconsideración. Tanto el proyecto como el proceso licitatorio estuvieron a cargo de la vieja Dirección de Arquitectura. La nueva sede fue inaugurada el 2 de agosto de 1996 y se encuentra emplazada en un lugar privilegiado, frente al Rosedal de Palermo, en el Parque Tres de Febrero, el principal y más extenso parque de la ciudad, que penetra dentro de las instalaciones del Museo convirtiéndose en patio de esculturas, y proveyéndolo de mil juegos visuales y verdes transparencias.