Luchas por la Independencia

En la segunda parte de este recorrido les presentamos los años vinculados a su carrera política y militar: su rol en la Revolución de Mayo, Belgrano Militar, las Luchas por la Independencia, el Encuentro de Yatasto y su participación en el congreso de 1816.

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La Revolución de Mayo

Cuando se conoce en Buenos Aires la caída de la Junta que ejercía el poder en nombre de Fernando VII se logra ejercer la presión para convocar a un cabildo Abierto por parte de los criollos entre los más activos se encontraban el propio Belgrano, su primo Juan José Castelli y los hermanos Saturnino y Nicolás Rodríguez Peña entre otros. El Cabildo comienza sus sesiones el 22 de mayo y, a la posición de los realistas se opone la que esgrime Castelli respecto del principio de retroversión de la soberanía al pueblo. Luego de varios días de debate y no sin tensiones y maniobras políticas de ambos lados, se crea la Primera Junta es decir el primer gobierno que forman criollos en territorio americano.

Ya había participado del grupo carlotista, un grupo de criollos que buscaba cierta autonomía respecto de la corona española gobernada bajo la autoridad de la Junta de Sevilla durante la invasión napoleónica. En ese contexto, se intenta la regencia de Carlota Joaquina, hermana del rey Fernando VII, encarcelado por Napoleón, reina consorte y emperatriz titular de Brasil a través de su matrimonio con Juan VI de Portugal.

Belgrano Militar

Aunque no era militar profesional, la Primera Junta y luego el Primer Triunvirato lo nombraron al mando de las expediciones militares al Paraguay, a la Banda Oriental y al Norte. Siendo jefe del Regimiento de Patricios, fue enviado a Rosario para vigilar el río Paraná de los avances realistas. Allí, en las orillas de dicho río el 27 de febrero de 1812 enarboló por primera vez la bandera argentina, siendo su creador. Lo hizo ante las baterías de artillería Libertad e Independencia, donde actualmente se encuentra el Monumento Histórico Nacional a la Bandera. Inicialmente, la bandera era un distintivo para su división del ejército, pero luego la adoptó como un símbolo de independencia. Esta actitud le costó su primer enfrentamiento abierto con el gobierno centralista de Buenos Aires. En cuanto a los colores elegidos hay varias tradiciones que dicen que se inspiró en los colores del cielo, en los de la dinastía borbónica española y en el manto de la Virgen.

Éxodo Jujeño

El Alto Perú resulta un territorio casi inexpugnable para las tropas patriotas luego de la apabullante derrota del Ejército del Norte en la batalla de Huaqui en 1811. Con posterioridad a ello, los patriotas no pueden adentrarse en el norte y sólo se limitan a intentar evitar la penetración de los realistas al sur de las provincias alto peruanas. Cuando Belgrano asume la conducción del alicaído Ejército del Norte, que había tenido la intención de llegar a Lima conducido por Juan José Castelli, la estrategia es rearmar la fuerza para defender la frontera norte de un posible ingreso de las tropas de la corona al mando de Pío Tristán. Belgrano ante el avance de los realistas decide una estrategia de tierra arrasada para no dejar pertrecho alguno al enemigo, y que no quede nada en pie que pueda aprovisionar a los realistas. El 23 de agosto de 1812 se inicia el Éxodo Jujeño hacia el sur con los habitantes de Salta y Jujuy hasta llegar a Tucumán, donde los comerciantes no están dispuestos a ir hasta Córdoba tal cual era la orden de Buenos Aires. El General Belgrano dispuso entonces su ejército para el combate y vence a su antiguo compañero de estudios, Pío Tristán, en las batallas de Tucumán el 24 y 25 de septiembre de 1812 y luego, en la de Salta el 20 de febrero de 1813. El Ejército del Norte al mando de Belgrano, expulsa de este modo a los realistas al territorio de la actual Bolivia consolidando el dominio de las tropas patriotas en Salta y Jujuy, y el realista en el Alto Perú, donde permanecen firmes hasta la última batalla de la emancipación americana en Ayacucho en diciembre de 1824.

La Posta de Yatasto

Belgrano como San Martín llegan, quizás por senderos diferentes, al encuentro de la Posta de Yatasto, el 17 de enero de 1814 donde se conocen -aunque tienen desde tiempo atrás contacto epistolar-. San Martín luego de su victoria en el combate de san Lorenzo gana prestigio en la opinión pública porteña por sus dotes militares. El Triunvirato lo envía, entonces, al norte el 3 de diciembre de 1813 a cargo de una expedición auxiliadora al Ejército conducido por Belgrano y lo faculta para reemplazarlo. Al enterarse, Belgrano le escribe a San Martín:

"Mi corazón toma un nuevo aliento cada instante que pienso que usted se me acerca, porque estoy firmemente persuadido de que con usted se salvará la patria y podrá el ejército tomar un diferente aspecto. Estoy solo: esto es hablar con claridad y confianza; no tengo ni he tenido quién me ayude, y he andado los países en que he hecho la guerra, como un descubridor. En fin, mi amigo, espero en que usted, compañero, me ilustre, me ayude y conozca la pureza de mis intenciones, que Dios sabe no se dirigen ni se han dirigido más que al bien general de la patria, y a sacar a nuestros paisanos de la esclavitud en que vivían". "Empéñese usted en volar y en venir, no sólo a ser mi amigo, sino maestro, compañero, y mi jefe si quiere, persuádase que le hablo con mi corazón, como lo comprenderá con la experiencia constante que haga de la voluntad con que se dice suyo".

La antigua finca salteña donde se halla la posta del camino real en la actual provincia de Salta es el sitio en el que se realiza el pase del Ejército del Norte. Allí Belgrano ofrece la jefatura del ejército a San Martín quien se presenta ante él como subordinado reconociendo la grandeza de su carácter y valor. La admiración es mutua y lo será por extensión y sin reservas, en la memoria de todos los argentinos.

Belgrano y el Congreso de 1816

Belgrano opera e influye en el Congreso, proponiendo la figura de una monarquía temperada según comparece en la sesión secreta del 6 de julio donde narra a los congresales el panorama político europeo y da cuenta de la restauración monárquica que allí se está dando con la tendencia de monarquizarlo todo. A los fines de un reconocimiento por parte de las potencias europeas apoya esa forma de gobierno aunque con la salvedad de que la dinastía fuera incásica por la justicia que envuelve la restitución de esta Casa tan inicuamente despojada del trono. La presencia de Belgrano en el recinto y su aseveración de que ante el nuevo panorama internacional nos encontramos librados a nuestras propias fuerzas hizo que a los pocos días y por aclamación, se sancionara la Independencia de las Provincias Unidas en Sudamérica. Por solicitud de Belgrano, el acta se traduce al quechua y el aymara para darle difusión entre los pueblos originarios.