Miércoles 10 de Abril de 2019

Invasión, la batalla infinita

La muestra es un homenaje al film Invasión, de Hugo Santiago, realizado a partir de un guión escrito por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares.

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A 50 años de su estreno, el Museo del Cine presenta esta exhibición que integra narrativas cruzadas y articula distintos módulos donde se combinan fotografías, documentos, cartas, piezas audiovisuales y paisajes sonoros.

Invasión es la historia imaginaria de una ciudad que podría ser Buenos Aires, pero que se llama Aquilea. Esa ciudad está sitiada por misteriosos invasores y es defendida por un pequeño grupo de valientes. Dos mundos parecen enfrentarse en esa batalla: uno de ellos es despiadado e infame, pero ha llegado para quedarse; el otro, sostenido por el coraje, el honor y la amistad, se sabe sentenciado desde el comienzo.

Hay algo trágico y profundamente melancólico en esta epopeya sobre hombres comunes que se enfrentan a la muerte. Hugo Santiago realizó Invasión en 1969, cuando tenía menos de 30 años. En esta ópera prima aparece, con asombrosa madurez, un proyecto estético ya configurado (perfectamente delineado en sus aspectos formales, en sus vectores narrativos, en sus estructuras poéticas) que los films siguientes se ocuparán de desplegar. Pero no es menos sorprendente que vista hoy, esa obra conserve todo su vigor y toda su intensidad. El tiempo ha confirmado lo que ya se sabía en el momento de su estreno: que se trata de una película fundamental para el cine contemporáneo.

Esta muestra quiere celebrar la desafiante vitalidad de un film único y su actualidad ineludible. ¿Por qué perdura? Como sucede con toda forma perfecta, la película se presta a muchos sentidos y, a la vez, no se somete a ninguno. Santiago parece haber encontrado la clave: esos imperceptibles vasos comunicantes que les permiten a las imágenes filtrarse en el mundo y ajustarse, a cada momento, para sintonizar continuamente con el presente. Si hay algo anacrónico en Invasión es que, aun siendo un film del pasado, nunca termina de instalarse en el pasado. Más bien, lo que ha dicho, lo que tiene para decir, lo que continúa diciendo es dictado desde el futuro. Por eso permanece inconmovible, señalando el camino, ahí adelante, adonde la mayoría de los films todavía no han llegado.