Lunes 01 de Julio de 2019

Prendas con brillo propio: el cuero crudo en nuestra colección criolla

La colección de artesanías de cuero del Museo de Arte Popular José Hernández está conformada en su mayor parte por piezas que pertenecieron a Carlos G. Daws (1870 – 1947) un tradicionalista que reunió en su Museo Familiar Gauchesco ricas prendas de plata y oro que asombraban a los visitantes de su casa - museo del barrio de Balvanera de nuestra ciudad.

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Pero además de la lujosa colección de platería había otras piezas aparentemente más sencillas que a los ojos de los entendidos valían tanto o más que aquellas y tenían su especial esplendor.

Las piezas de cuero que llevaban ricos adornos de orfebrería o aquellas despojadas de todo lo ajeno a su propia materia eran valoradas por Don Carlos y exhibidas en su museo como la expresión más genuina del arte del gaucho y la cultura rural rioplatense del siglo XIX.

Las manufacturas escaseaban en las áreas rurales por lo que los primeros artesanos del cuero crudo con austeridad y sabiduría resolvieron la carencia recurriendo, como hacían los pueblos originarios, a lo que sobraba en el campo. Petacas, baúles, morrales, cunas, catres, alfombras, asientos, techos, puertas y un sinfín de objetos esenciales fueron el resultado de un quehacer que con sello propio logró todo tipo de soluciones. A falta de hierro, hasta las ruedas de las carretas fueron revestidas con llantas de cuero.

La soguería es una especialidad artesanal que surge ligada al trabajo ecuestre. La mayor parte de los elementos que componen el apero criollo tenían sus piezas de cuero crudo: la carona, el cabestro, la cabezada, la encimera, la cincha, las riendas, el bozal, estribos y estriberas, maneas, guardamontes, etc. De cuero eran el lazo, los ramales y el retobo de las boleadoras, el rebenque etc.

La indumentaria del gaucho incluía el sombrero “panza de burro” que se hacía con el cuero del vientre del animal, botas de potro, ponchos, delantales para faenar y pantalones. El tabaco se llevaba en una bolsa llamada chuspa o guayaca, hecha de cogote de avestruz o de la vejiga de vaca.

El tejido a lezna, la máxima expresión de la artesanía del cuero crudo, surge para lucimiento del jinete y se realiza con tientos de potro tan finitos como hilos que se van entrelazando con un punzón largo que permite insertar o entrecruzar los tientos de yeguarizo. Las cabezadas, arreadores, riendas, estriberas, bozales, pretales, cabestros, lazos, maneas, cabo de cuchillos, fustas, rebenques etc. de la colección del MAP pertenecen a esta tradición artesanal. Los cuartos de soga, o galpones de las antiguas estancias, fueron la escuela donde desde su quehacer cotidiano los criollos trasmitieron a las generaciones siguientes los secretos de un arte original.

Maestros reconocidos y otros anónimos plasmaron en el cuero una tradición rioplatense que requiere talento, gran paciencia y pericia desde el momento en que se elige el cuero hasta que se completa la pieza que, bien terminada, resulta tan valiosa como la más lujosa orfebrería.

Juliana María Lozada
Investigadora MAP José Hernández

Agradezco las observaciones de Segundo Deferrari que han contribuido a mejorar mi nota