Ana Gallardo: Un lugar para vivir cuando seamos

Inauguró el 28 de noviembre de 2015. Cierre 4 de abril de 2016.

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A través de obras en diversos soportes -dibujos, videos, instalaciones y registros de acciones- que se multiplican en el espacio expositivo de manera expansiva -por tratarse de series o proyectos de largo aliento-, Gallardo establece una tensión personalísima entre vivencias íntimas y problemáticas sociales, en contextos específicos de abandono o indiferencia, que la artista tenaz y humildemente busca transformar.

El trabajo de Gallardo constituye un gran entramado afectivo e íntimo de historias personales, a veces ligado a sus propias vivencias –en sus obras CV laboral (2009), Casa rodante (2007), Mi tío Eduardo (2006), Mi padre (2007)-; otras, ligado a pequeños núcleos sociales, marginados, invisibilizados, que la artista ilumina con contundencia –en sus obras A boca de jarro (2009), Identikit (2009), y en el conjunto de obras que reunió en su exposición "Sicaria" (2012)-.

"En los actos cotidianos y las relaciones afectivas percibo hechos artísticos. En los momentos de intimidad y confianza siento que se produce lo que llamo obra",
escribe la propia Gallardo, quien reflexiona sobre su obra poniendo sus pensamientos por escrito de manera permanente.

Su gran proyecto abarcador, Un lugar para vivir cuando seamos viejos -que da nombre a esta exposición- reúne una multitud de prácticas que encara con el objetivo de enfrentar el miedo a la muerte. La artista se conecta y aprende de los mayores, como lo demuestran las obras de su serie Acciones primarias, en las que Gallardo recibe clases de jubilados mayores de 70 años que finalmente se dedican a lo que siempre quisieron, como bailar danzón, baile japonés tradicional o cantar karaoke.

La exhibición concluye en la sala del segundo subsuelo del Moderno con su ambicioso proyecto de dibujo Boceto para la construcción de un paisaje: La Laguna de Zempoala: Una instalación deslumbrante, de largo aliento, que reúne obras creadas desde 2001 e incluso algunas creadas especialmente para esta exposición. Textos y dibujos en carbonilla de un paisaje monumental y frondoso, vinculado al recuerdo y la emoción de lo vivido en el sitio donde Gallardo resguardó las cenizas de su madre.