Arbolado en vereda

Está compuesto por los ejemplares plantados en planteras o cazoletas en las veredas que acompañan las vías de circulación.

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Los árboles que se encuentran en las veredas, también denominados viarios o de alineación, representan más de un 80% del total de los árboles públicos de la Ciudad.

Son un grupo especial de árboles que requieren ciertas características particulares debido a su ubicación y están regidos por el Plan Maestro de Arbolado Público.

Los beneficios que más se destacan de estos ejemplares son el valor paisajístico y ornamental, la calidez y privacidad que ofrecen a los vecinos, la sombra que dan a los transeúntes y a las edificaciones generando ahorros energéticos, filtrando la contaminación atmosférica y disminuyendo los ruidos. Además, atrapan agua de lluvia y atenúan la escorrentía que va a los desagües pluviales disminuyendo inundaciones.

 

Uno de los puntos más críticos para la correcta gestión del arbolado público viario es la adecuada elección de la especie que se implantará, circunstancia que suele traer consigo el éxito o el fracaso de toda forestación urbana.

Para un buen crecimiento y desarrollo de los ejemplares, es importante reconocer como primer paso el espacio físico disponible tanto a nivel de suelo, como de subsuelo y aéreo, utilizar criterios adecuados para aprovechar al máximo los espacios reducidos y no producir una subutilización o sobreutilización de los mismos.

En este aspecto resulta fundamental evaluar el ancho de la acera y el tipo de edificación existente o permitida detrás de la línea municipal. Una lógica elemental indica que a mayor dimensión de la acera, mayor podrá ser el tamaño final del árbol escogido, como así también existirán mayores posibilidades de empleo de ejemplares de gran tamaño en circunstancias de inexistencia actual y futura de construcciones, tal el caso de las veredas de los espacios verdes públicos, o en el caso de edificios públicos retirados de la línea de edificación. La intención que debe primar siempre en este aspecto es la de maximizar la eficiencia en la utilización del espacio disponible mediante el empleo de especies del mayor porte posible, compatibles con la dimensión del espacio a explorar.

 

Criterios de selección

La forma básica adoptada en la gran mayoría de las situaciones responde a la denominada globosa o esférica, donde el árbol es conducido para desarrollar una copa con un desarrollo prácticamente similar en todos sentidos y direcciones, generando una figura que geométricamente puede asimilarse a una esfera.

No obstante, debería considerarse que no es esta la única forma posible y aceptable en un árbol de vereda, que en su gran mayoría estas situaciones de logran modificando la forma natural de una especie, y que otras formas naturales pueden adaptarse mejor a algunos tipos de situaciones espaciales, sobre todo en los caso de existencia de conducciones aéreas de servicios.

 

Velocidad de crecimiento

La elección apunta a aquellas especies con una velocidad de crecimiento medio, dimensionado por la cantidad de años en que la especie alcanza su madurez, descartando los muy veloces por estar asociados habitualmente con una corta longevidad y baja calidad de su madera, y los de baja velocidad de crecimiento por la dificultad que presentan en alcanzar rápidamente un desarrollo tal que los proteja de las agresiones del medio y por la demora con que ocuparían el espacio asignado, resignando así años de mejora en la calidad ambiental del medio.

 

Longevidad

Esta característica nos estaría indicando que período de vida útil nos puede estar proporcionando un árbol público de alineación hasta el momento de su reemplazo. Lo habitual es el empleo de árboles de una longevidad media, siendo un período de entre 60 y 100 años de vida útil, ya que los de baja longevidad ocasionan importantes costos de reposición mientras que los de mayor longevidad se asocian con situaciones de crecimiento lento.

La forma básica adoptada en la gran mayoría de las situaciones responde a la denominada globosa o esférica, donde el árbol es conducido para desarrollar una copa con un desarrollo prácticamente similar en todos sentidos y direcciones, generando una figura que geométricamente puede asimilarse a una esfera.

No obstante debería considerarse que no es esta la única forma posible y aceptable en un árbol de vereda, que en su gran mayoría estas situaciones de logran modificando la forma natural de una especie, y que otras formas naturales pueden adaptarse mejor a algunos tipos de situaciones espaciales, sobre todo en los caso de existencia de conducciones aéreas de servicios.

 

Persistencia del follaje

En este aspecto se priorizan las especies de follaje caduco, ya que las mismas proporcionan sombra en verano y posibilitan el asoleamiento durante el invierno, aunque también se emplean especies de follaje persistente y semipersistente para mantener la presencia de verde durante los meses invernales.