Desde el año 1995, en memoria de las personas fallecidas el 27 de septiembre de 1993 como consecuencia del escape de gas cianhídrico ocurrido en la ciudad de Avellaneda, se conmemora el «Día Nacional de la Conciencia Ambiental». Esta fecha fue un punto de inflexión para poner en agenda la importancia de generar cambios de hábitos y la transformación sustentable de nuestras prácticas cotidianas a través de la educación ambiental.
Esta efeméride es una oportunidad para visibilizar el momento crítico que atraviesa el mundo en términos ambientales. El aumento de la contaminación, la disminución de la biodiversidad, la pérdida de espacios verdes urbanos y los incendios de humedales, nos pone en un estado de alerta, donde las problemáticas ambientales deben encontrar una respuesta inmediata. El último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, según su nombre en inglés) de las Naciones Unidas, alerta que a menos que se reduzcan los Gases de Efecto Invernadero (GEI) de forma rápida y a gran escala, el calentamiento global podría llegar a 1,5.° C o incluso a 2.° C en las próximas décadas.
Es por esto, que el 27 de septiembre es una fecha sumamente importante para que la sociedad reflexione sobre los efectos del calentamiento global que están ocurriendo actualmente y que afectarán también a las futuras generaciones. Por lo que es primordial que tomemos conciencia de cómo impactan nuestras acciones en los ecosistemas, los cuales nos brindan una serie de servicios que ayudan a mantener y satisfacer la vida humana, con el objetivo de llevar adelante cambios en nuestros comportamientos y valores a través de acciones más responsables y comprometidas con el ambiente.
