Luis y el Café El Motivo

Una tarde de enero, en el El Motivo, Luis, trabajador del rubro desde los 14 años, cuenta cómo es el día a día en un café del barrio de Agronomía.

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La entrevista es interrumpida constantemente porque es Luis el que prepara el café. Hay una señora que sirve y que suele limpiar el Bar, pero sólo se encarga de eso.
Se escucha tango de fondo, hay gente sentada afuera, algunos adentro. Esta prendida la televisión en Crónica TV.

Hace 45 años que tiene el bar.

Comenzó en el gremio gastronómico a los 14 años, en un bar en Constitución que se llamaba El Diluvio. Era lavacopas. Vino de Córdoba con una hermana que vivía en Bs. As. La madre le hizo un poder para que pudiera viajar.

Trabajó en un café en Corrientes y Bouchard. Dice que era un negocio muy bueno, no faltaba gente nunca porque estaba cerca del Luna Park, del Correo Central, del Puerto. Dice que los dueños vendieron porque tenían otros intereses y se cerró. Luego trabajó en otro en Santa Fe y Callao. Hasta que el logro comprarse su “bolichito”.

Estuvo 35 años solo en el bar, haciendo todo. Cuando empezó debía plata, entonces trabajó con la señora para hacer caja y poder pagar las deudas. Hacían minutas con su señora. Cuando quedó embarazada decidieron que él siguiera con el café solo.

Cuando le pregunto qué es para el un café de Bs. As., responde: “El café para mí es la vida, yo lo quiero tanto al café, yo quisiera morirme acá dentro del café. Lo quiero, por supuesto después de mi familia. Será que domino tanto el oficio, lo hago con cariño y la gente se da cuenta de eso, hago todo de la mejor manera posible…es la forma de tener la gente siempre con uno”.

Dice que en otros bares tenía compañeros que no atendían bien a la gente y que siempre lo buscaban a él. “La gente busca que la atiendan bien”.

Cuenta que la gente le mandaba a los nietos para que tomen algo en el café y que luego le pagaban.

Me cuenta que al café va gente de todos lados. “Cada tanto hay gente que viene porque se acuerda del sándwich de crudo y queso que yo les hago”.

Me cuenta que el año pasado un cliente que tiene una empresa de camiones lo invitó a su cumpleaños y que él fue con sus nietos. “Esas son las buenas relaciones que uno hace con la gente (…) Yo quiero amistad con la gente (…) Yo quiero que vengan, te abracen, te den un beso, ¿qué tal Luisito, cómo andas, eso quiero”.

Dice que el le pregunta a la gente cómo quiere el café y que si no le gusta le hace otro. Esa es la forma de tener siempre al cliente. Me cuenta que la hija es psicopedagoga.

“La gente viene donde se siente cómoda, hay lugares que vas de paso o porque te sito un amigo o amiga, la gente que es bolichera viene a estos lugares (…) Por ahí me llaman, me dicen que les vaya preparando un cortado con un sándwich de crudo y queso y yo se lo tengo listo”.

Me cuenta que eliminó a los borrachos. Tiene vino blanco en la heladera pero sólo se lo vende al que se pidió un sándwich y quiere acompañarlo.

Me cuenta que tiene un empleado que ahora está de vacaciones. Ahora lo está ayudando su nieto. Tiene 18 años. Dice que le gusta. Que está yendo siete menos cuarto. Dice que tiene 18 años con una mentalidad de 35 años, cualquier tema que le saques él te contesta.

La mayoría de la gente que va al café es grande. Dice que está yendo gente que eran hijos de los que venían antes, hijos, nietos que se acuerdan porque iban con sus padres o abuelos.
Me cuenta una historia de un joven que solía ir con el abuelo y un día fue al café y que se acordaba de él.
Me señala un señor que acaba de entrar y dice que hace 40 años viene al café.

Tuvo un socio, pero a este no le gustaba el café, “era un maleducado, no le gustaba”.

Le pregunto si canta tango y me dice que le encanta el tango que por eso tiene todas las fotos.
El Bar se llama El Motivo, por el tango. Tiene la partitura en un cuadro.

Le pregunto si ve diferencias entre los cafés del barrio y los del centro: “Los del centro son más de paso, los del barrio la gente se queda, se juntan con amigos, charlan, acá a veces se juntan 4 amigos y se toman varios cafés…”.

Cuenta que la gente le elogia su café. “Yo creo que algo debe haber porque si a vos no te gusta algo te pegas la vuelta y no volvés”.

¿De qué se habla en el café?

“La mayoría de trabajo, los taxistas hablan entre ellos, comentan: ‘¿cuánto hiciste?’”.

Un cliente se acerca y le dice a Luis que estaba bueno el café, pero que lo tuvo que dejar enfriar. Luis le pregunta si quiere que le haga otro. (De vez en cuando se acerca la señora para decirle que haga algún café).

Me cuenta que se habla de política pero que el no se mete.

En el Bar se tomaron fotos, se filmo Vulnerables y además hay gente que escribió sobre él. Luis me lo cuenta orgulloso.