Jueves 11 de Julio de 2019

La gastronomía criolla, protagonista del festejo del 9 de julio

El martes pasado nos vestimos de celeste y blanco para celebrar el Día de la Independencia. En el marco del festejo, se llevó a cabo la segunda edición de 9 de julio Criollo, con gran variedad de actividades tanto para chicos como para adultos vinculadas al mundo de la Gastronomía. El campeonato de la torta frita, del que fueron jurados Juliana López May y Ximena Sáenz, y varias charlas sobre vinos, cultura grastronómica y más, fueron los protagonistas.

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De la mano de Juliana López May, la curadora del eje gastronómico de la Usina, y de Ximena Sáenz, una de las conductoras de “Cocineros argentinos”, se llevó a cabo la charla Nuestra Cultura Gastronómica. A lo largo de una hora, las cocineras pusieron la lupa sobre las comidas típicas y las costumbres gastronómicas de las provincias argentinas y develaron los secretos de platos como el yopará de Misiones, el reviro, típico del Litoral, y la cabeza guateada de Salta.

Ximena explicó que la mayoría de estas recetas nunca fueron recopiladas y adelantó a los presentes que escribirá un libro sobre este tema. “Siento que si no lo hago estas comidas se van a ir perdiendo porque los nietos de esas abuelas que cocinan en su casa ya no hacen las recetas. Me parece un lindo legado para dejar”, comentó.

Tanto Juliana como Ximena destacaron la importancia de incorporar en nuestra vida cotidiana estas tradiciones que nos conectan con nuestra cultura e idiosincrasia. “Siempre digo que tenemos que hacernos más amigos de quienes somos, empoderar a la Argentina en la parte gastronómica y estar orgullosos de nuestros platos”, aseguró López May.

Además, resaltó la relevancia que tuvieron los inmigrantes, quienes al llegar a nuestro país ayudaron a configurar el recetario nacional. “Mi abuela, que era de origen alemán, trajo durante cuatro meses en un barco su colador para hacer spätzle (similares a los ñoquis). Imagínense la importancia que tenía para ella. La comida te hace pertenecer, te hace sentir seguro. Los inmigrantes trajeron sus recetas y se encontraron con nuevos ingredientes, otras costumbres y nos fuimos entrelazando y fusionando. Tal es así que acá tenemos la milanesa napolitana, que en Italia no existe”, concluyó Juliana.

El vino, una de las bebidas infaltables en las reuniones de los argentinos, también tuvo su espacio en el 9 de julio Criollo.

Marcela Rienzo, sommerlier internacional y encargada de los vinos y bebidas en el programa “Cocineros argentinos”, dio una charla sobre los vinos nacionales y sus características.

La sommerlier hizo especial hincapié en el vino torrontés, cuya uva nos representa ante el mundo ya que es cien por ciento argentina. También explicó cuál era su maridaje ideal: “El Torrontés funciona perfecto con la comida de olla de maíz como el locro y las empanadas de humita”.

En esta misma línea, Rienzo amplió: “Siempre la comida y el vino de un mismo lugar funcionan bien juntos. Todos los vinos son una fotografía de su lugar de origen. Por ejemplo, combinar el vino y comida calchaquíes es como hacer bingo”.

Campeonato de la torta frita

El primer “Campeonato de la torta frita” fue una de las novedades más convocantes de este 9 de julio Criollo. En el certamen participaron 30 personas y el jurado estuvo integrado por Juliana López May y Ximena Sáenz, quienes fueron las encargadas de elegir a los tres ganadores. Los campeones obtuvieron como premio distintos productos del Patio Gastronómico Criollo como incentivo para cocinar de manera saludable.

Antes de que empezara el Campeonato, la conductora de “Cocineros argentinos” reveló su receta para hacer las tortas fritas y bromeó con que “era la mejor” porque la había heredado de su abuela. “Ella usaba harina, sal, polvo de hornear y agua. No le ponía ni aceite ni grasa porque consideraba que con freírlas era suficiente”, explicó.

Finalmente, como toque gourmet, Ximena recomendó que, una vez que las tortas fritas estuvieran listas, había que espolvorearlas no sólo con azúcar sino también con canela, vainilla y ralladura de limón o naranja.

Por su parte, Juliana preparó tres infusiones para acompañarlas. La primera fue el “café a la olla”, una receta oriunda de México en la que al café se le agregan clavo de olor, chocolate, anís estrellado y azúcar integral.

Otra de las infusiones recomendadas fue la tisana, un té sin teína. Para prepararlo, se necesita agua caliente, cedrón fresco, menta, jengibre, manzanilla y miel. Se colocan todol los ingredientes en una tetera, se los deja infusionar tapados y, finalmente, se los calienta, sin dejar hervir, antes de servirlos.

La última bebida fue un clásico chocolate caliente pero con un toque moderno. En este caso, Juliana propuso agregarle a la leche y el chocolate cardamomo y vainilla.

Mientras las cocineras enseñaban sus recetas, las mujeres de la Asociación de Fileteadores pintaron mates y termos con esta técnica típica de la Ciudad de Buenos Aires. Además, Silvia Dotta, una de las referentes más reconocidas de este género, realizó un cuadro en vivo para mostrar el proceso completo del fileteado.

Experimento Cocina

Los más chiquitos también tuvieron su espacio en “Experimento cocina”, un ciclo gastronómico infantil que se lleva a cabo todos los domingos en la Usina destinado a niños de 6 a 12 años en el que aprenden recetas, hábitos de alimentación y se familiarizan con el placer de elegir y preparar los propios alimentos. El pasado 9 de julio hubo una edición especial patria en la que los chicos aprendieron la receta de una de las protagonistas estelares de todos los actos escolares: ¡las tortas fritas!

Patio gastronómico criollo

Cientos de personas disfrutaron del Patio gastronómico criollo, un gran mercado que combinó los platos típicos argentinos con productos orgánicos y propuestas sustentables.

Puratierra, de la mano del chef Martín Molteni, fue uno de los puestos que participó. En la misma línea que propone la Usina, en donde se priorizan los alimentos de estación, el chef contó que en sus platos “hay una búsqueda de los sabores sudamericanos, con especial énfasis en Argentina”. En esta ocasión, presentó una deliciosa carbonada de cordero, empanadas fritas de queso y verdeo y chipá.

Por su parte, Johnnie Giebert del restaurante Austria investigó hasta el más mínimo detalle de las recetas de los platos argentinos y deleitó a los visitantes con dos comidas bien típicas: humita y locro.

Para esta fecha patria, los integrantes de Waimea, quienes fueron elegidos como el mejor food truck en el reality “Food Truck Challenge”, sirvieron empanadas y dos opciones diferentes de guiso de lentejas: tradicional y vegetariano.

Para que todos pudieran disfrutar, La Churrería ofreció de la mano de Ale Temporini churros rellenos y chocolate caliente sin gluten. Por su parte, Bar Adorado se enfocó en la pastelería típica argentina: sirvieron bolas de fraile, tortas fritas, pasta frola y pastelitos.

Aquellos que buscaban algo dulce, encontraron en Vojo Chocolates cacao puro con agregados de menta, castañas y café (entre otros sabores). También, 4 hermanos sirvió una gran variedad de frutos secos entre los que se encontraron pasas de uva, nueces y damascos turcos. Por su parte, los fanáticos de las picadas encontraron en Nativa quesos y salames de Tandil.

Uno de los ejes gastronómicos de la Usina es difudir y dar lugar a aquellos productores y emprendedores que prioricen el cuidado del medio ambiente y la trazabilidad. Es por esto que, por primera vez, participó del mercado Api Wrap, una propuesta innovadora que invita a reemplazar el papel film (plástico) por su producto, que está hecho con tela de algodón, cera de abejas, resina de pino y aceite de jojoba y que sirve para envolver comida o recipientes. Los Api Wrap son reciclables, ya que pueden lavarse luego de ser usados y duran varios meses.

El restaurante Catalino sorprendió a los visitantes con un plato que acompaña a los argentinos en los asados, recitales y partidos de fútbol: el choripán. Bajo el lema “cocina sincera”, todos los productos que se ofrecieron en este puesto fueron de estación y agroecológicos. Los choripanes se cocinaron en el Kamado Argentino, un horno que tiene su origen en Japón hace aproximandamente 1700 años y que se usaba para cocinar carnes, vegetales y cereales. Este horno es considerado ecológico ya que requiere una mínima cantidad de carbón para funcionar. Esto se debe a que el calor envuelve a los alimentos dentro de las paredes de cerámica. Se trata de una técnica similar a la “cocina en huecos” que se utilizaba en Hawaii y Arabia Saudita y que consiste en cavar un hoyo en la tierra y recubrir las paredes con piedras para mantener la temperatura.

Por su parte, Purificare fue el punto ideal para encontrar productos orgánicos de todo el país como kiwis, limones, mermeladas y yerba.

Los amantes de la cocina quedaron fascinados con la joyería de Lima Accesorios, quienes llevaron al mercado sus aros, dijes y pins de diseño en forma de utensilios como cucharas, batidoras y copas.