JubiloAcción - Edición #2

Ángela Ruschioni, vecina de 70 años de Parque Chacabuco, descubrió luego de su jubilación una pasión que no había practicado nunca antes: el ballet.

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Hace algunos años, cuando se acercaba mi jubilación laboral, comencé a padecer por momentos cierta angustia y estados depresivos. Yo tenía entonces dos trabajos y no sabía en qué ocuparía mi tiempo. A esa incertidumbre se le sumó la mudanza de mi hijo, quien había decidido irse de Buenos Aires e instalarse en Mendoza.

En 2014, tomé una muy buena decisión, que cambiaría luego el rumbo de mi vida: asistí a la fiesta de fin de año del Centro de Jubilados “Dar Amor”, ubicado en Caballito. Para esa ocasión, la presidenta del centro había contratado a un coreógrafo, llamado Facundo, que hizo participar a todas las personas en una jornada de baile, juegos y canto. Ahí me enteré que Facundo coordinaba un grupo de mujeres para la práctica de coreografías, y me quise sumar enseguida a ese colectivo, conocido como “El ballet de las chicas”.

Gracias al baile, empecé a disfrutar de la vida y se fueron todos mis problemas. El grupo de bailarinas está integrado por mujeres de diversas edades: la más joven tiene 50 años y la mayor, tan solo 85. Durante los últimos años, nos juntábamos a ensayar dos veces por semana y preparábamos un espectáculo para presentarlo a fines de cada temporada en distintos teatros. En noviembre de 2019, subimos con las chicas al escenario del Centro Cultural Borges y brindamos un show con localidades agotadas.

La pandemia nos obligó, entre otras cosas, a suspender el show que teníamos programado para el 29 de marzo de este año y también nuestros ensayos semanales. Actualmente, seguimos en contacto a través de las pantallas y tratamos de mantenernos activas cada una desde su hogar.

Sé que hay mucha gente que está deprimida por esta situación de encierro, pero debemos hacer un esfuerzo y levantar el ánimo.

Yo les diría a todas las mujeres mayores que se sumen a nuestro grupo de baile, porque bailar es maravilloso: una coordina el cuerpo y hace movimientos, que es lo que necesitamos. Además, en este grupo estamos amenizando permanentemente, nos levantamos el ánimo entre todas. Todo se puede, hay que desearlo.

Ángela Ruschioni


El nombre del título fue cedido por Jorge Emilio Alonso