Nuestros barrios: Los carnavales en el tiempo / Edición #4

Las mil formas y colores de una cultura viva. El carnaval es música, ritmo, poesía, vestuarios, encuentro. ¡Una celebración! Un espacio de construcción colectiva y expresión donde todo suma. Aquí las voces de murgueros entusiastas.

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Facu (52) de Los Amantes de La Boca
Los corsos son como las vacaciones de todo el barrio. Esperamos felices cada febrero para disfrutar. La importancia que le damos se ve también en la cantidad: Los Amantes de La Boca es una murga con 500 integrantes, la más numerosa de la Ciudad de Buenos Aires.
Con el tiempo, los murgueros nos fuimos dando cuenta de la importancia artística que tiene una agrupación de carnaval y creo que la murga es la expresión más genuina que tiene un barrio, por lo menos en La Boca. Te puede gustar o no pero nosotros, como decía el pintor Quinquela Martín, “estamos pintando nuestra aldea”.

Mirta (64) de Los Amos de Devoto
Desde muy chica concurría a los corsos. Qué diferentes eran entonces: ¡Era un deleite ver a la gente bailar y disfrutar! Así comenzó una pasión no muy clara en mí. Pasaron los años y vinieron mis hijos, con el encanto de ser murgueros. Y me dije ¿por qué no armar una murga con amigos y familia? Descubrimos juntos que se trata de un viaje de ida. Hoy, casi pisando nuestras Bodas de Plata, Los Amos de Devoto sigue creciendo día a día y con más fervor que nunca.
El carnaval es la fiesta popular más grande y alegre que hay, donde se comparte con familia, amigos, compañeros, amores. Sin política, ni credos, solo con felicidad. Es la más linda de las acciones sociales que existen.

Pantera (60) de Los Reyes Del Movimiento
La murga es la identidad del barrio, tenemos una manera de bailar, de tocar la percusión que caracteriza a Saavedra. Y hubo bastantes cambios: hoy los bombos son de plástico. Antes antes eran de cuero y los teníamos que curar con leche y ajo. Eran ocho noches de carnaval y salíamos seis o siete veces por noche, hoy hacemos dos salidas y seis noches como mucho. Los más chicos piensan que es mentira que salíamos tantas veces, pero ¡era la única manera de cubrir los gastos! A veces añoramos ese carnaval de antaño porque estábamos con esa adrenalina de hacer un corso atrás del otro, y que el cuerpo no se queje porque está calentito ya que no llegó a enfriarse. El carnaval es escuchar los bombos y olvidarse de los dolores y problemas.

Pichi (66) de Caprichosos de San Telmo
Yo empecé en el carnaval por accidente: nuestras hijas habían empezado a ir a una murga y había algunas cosas que no nos gustaban. Entonces armamos nosotros la murga Caprichosos de San Telmo sin ningún tipo de experiencia. Fuimos creciendo con el correr de los años y ganando importancia con la evaluación de los veedores. El carnaval es una de las cosas más lindas que me sucedió en la vida, es algo que me apasiona, me atrapa. La murga es mucho más de lo que se ve: nosotros vamos a las escuelas, cuando hay reclamos de vecinos estamos presentes y durante el 2020 hicimos ollas solidarias tres veces por semana para ayudar a la gente del barrio.

Pipi (64) de Los Chiflados de Boedo
Para mí la murga es lo mejor que me pudo haber pasado en la vida: a los 41 años dejé de fumar, de tomar alcohol, empecé a hacer ejercicio y actividades que me ayuden a seguir manteniendo el ritmo de la murga. El carnaval no discrimina: podés participar sin importar cómo pensás, de dónde venís y te permite hacerlo frente al público, sacarle una sonrisa a la gente, un aplauso, no hay edad, en cualquier momento podes incluirte en la murga. Eso es para mí Los Chiflados de Boedo.

Alicia (72) de Los Mocosos de Liniers
Para mí la murga fue algo impensado porque fui criada a la antigua. Pero en un momento a mi marido le agarró una depresión muy fuerte y se dio la casualidad de que justo uno de mis hijos empezó a querer ir a la murga. La primera vez que fue, lo acompañamos porque dije “¡¿a dónde lo mandé?!”.
Llegamos a la murga y cuando vimos que era toda la gente del barrio, familias enteras, las mamás del colegio, yo me quedé más tranquila. A la semana siguiente mi hijo me pide volver a ir y le dije que sí. Mi marido me dice: “¿nosotros no vamos a ir a la murga hoy?” y yo pensé “ah bueno si a vos te saca de la cama VAMOS”. Así empezó y hoy Los Mocosos de Liniers es parte de nuestra vida y familia.