Entre Mujeres

Que se encuentran en el »inter«, en el espacio común. El de lo colectivo y comunitario. Mujeres que encuentran en la solidaridad, el hermanamiento, la complicidad o la alianza, su fortaleza.

Compartir en redes

Mujeres que, después de los 60, se sienten resilientes y cómodas con otras mujeres que entienden sus problemas y necesidades. Que miran a las mujeres que las rodean, desde el respeto y el cuidado mutuo. Ser mujer en diálogo abierto con su lado femenino y masculino.

Su “sororidad”. Este término que inspira al movimiento feminista pero que no es privativo.

Nos preguntamos y reflexionamos juntas, en este mes homenaje. María del Carmen, Josefa, Pilar, Ana, Ysabel, Rosel, Dina, Liliana, Laura, Emilce, Salud, Vivian, Irma, Angélica, Marisa, Susanna, Mirta y Silvia compartieron sus miradas. Actualizando el imaginario social sobre el sentido de ser adulta mayor hoy.

¿Cómo es ser mujer adulta mayor?

María: Estar hoy viendo el empoderamiento de nuestro género es un privilegio que generaciones anteriores no han tenido.
Vivian: Es un rol en desarrollo, redescubriendo conscientemente aquello que vine a transitar en este mundo. Sumando ahora más disfrute.
Dina: A mí el vínculo con los demás no deja de sorprenderme, tal vez porque no me autopercibo como mujer mayor. Se manejan prejuicios que reconozco como propios de mis años mozos. Es mayor, no se maneja con las herramientas tecnológicas, pero cuando yo soy hábil en esos menesteres. O cuando piensan es mayor, la actividad física no la puede ejercer pero yo nado con estilo tres veces por semana, sin agitarme.
O que por ser abuela puede quedarse con los nietes. No querides hijes! Yo tengo mis actividades socio/polìticas/educativas, no tengo todo el tiempo disponible.
Liliana: Solo pido ser yo, y que la sociedad acepte que ser adulta mayor no significa “no ser”.

¿Cuál es el aspecto más resiliente de la mujer en un mundo pensado y diseñado por hombres?

Liliana: Ser capaz de salir adelante, caer y levantarse aunque el hombre siga creyendo que siempre está delante y no al costado nuestro.
Salud: Tuve que vivir dos guerras que fueron impulsadas por hombres, la Civil Española y la Segunda Guerra Mundial. También el exilio y la vida como inmigrante en Francia y Argentina. A pesar de ello no dejé que nadie condicionara mi vida.
Dina: Me niego a pensarme igual al hombre. ¡Soy mujer, no soy hombre! La resiliencia tiene que ver con la propia construcción, con la autopercepción y con el rechazo consciente de los estereotipos, tanto de los feminismos como de los machismos fascistas.
Ysabel: Lo más difícil de superar es el mandato. Descubrir, cuando te quedas sola, que las cosas siguen funcionando. Porque las decisiones importantes las has definido siempre vos misma. Primero, produce asombro por no haberlo advertido antes, luego satisfacción.
Pilar: Poder superar ese mandato que nos ubicaba en el rol casi de sirvientas, haciendo lo que el hombre, padre o marido mandaba.
Laura: Creo que lo más resiliente es nuestra capacidad de ver el conflicto como una posibilidad para reivindicar derechos.
María: En mi caso fue lograr encabezar una familia monoparental con hijos que hoy forman familias nucleares con perspectiva de género.

¿Cuál es el sentido de pertenecer a grupos, proyectos o redes?

Susana: Me vínculo con mi entorno desde una perspectiva de “red”. Todas y todos somos interdependientes. Me siento hermanada con las demás mujeres, no rival. Me han dicho que peco de ingenua pero a mí me cierra vivir así.
Vivian: Para mí es promover proyectos participativos y asociados. Por eso integro un grupo en FLACSO de planificación participativa y gestión asociada. También la escuela de Biodanza Río de la Plata y Egregor, de reaprendizaje de alimentación saludable.
Emilce: Soy voluntaria mayor en la Fundación Navarro Viola y realizo un programa para adultos mayores convocado por radio ISER. Esto me permitió concretar el deseo de hacer radio, conjugando afecto, autoestima y realización personal.
María: Pertenecer a Árbol Comunidad + 60 me permite encontrarme con otras personas mayores con ganas de seguir aprendiendo a través del arte.
Dina: Yo me siento valorada por mi experiencia en redes del espacio de “Filosofía del cuidado” del Gobierno de la Ciudad.
Mirta: Orgullosa de ser parte del Centro de Día N°5. Me acerqué para preguntar por las clases de yoga sin saber que este grupo de compañeras se transformaría en una razón tan profunda, la imperiosa necesidad de levantarme y organizar mi día para compartir con ellas los talleres de la mañana.
Josefa: Fui la primera presidenta de la Asociación Española de Socorros Mutuos de Puerto San Julián, aún hoy sigo muy activa.
Irma: Soy sobreviviente de un cáncer de mama. Hoy, a través de Papelnonos, encuentro en el arte una herramienta para sanar.
Angélica: Soy paraguaya. Mi país sufrió la Guerra de la Triple Alianza, la Guerra del Chaco y la dictadura. Las mujeres jóvenes se apoyaban y criaban solas a sus hijitos. Soy creyente. Hoy mi red está en el templo con los grupos de sanación.

¿Cuáles considerás las principales conquistas de la mujer en las últimas décadas?

Dina: La mayor conquista es la visibilización de la mujer desde su propia percepción. Veo problemática la competencia desatada por el poder, por apoderarse del mundo masculino sin entender que estamos ante la construcción de un nuevo modelo de articulación, no la reproducción del modelo capitalista supremacista.
Rosel: La incorporación masiva de la mujer en el mundo del trabajo y el aumento sostenido de la mujer en la universidad. Lo malo es que ha seguido en gran medida como cuidadora sin que se reconozca ese trabajo. Además, la incorporación en nuestro vocabulario de la palabra “femicidio”, la lucha por la igualdad de género y su visibilidad en las relaciones de pareja, en el trabajo, en los cargos públicos, en la deconstrucción de estereotipos como “masculino y femenino”.
Silvia: La patria potestad compartida, porcentajes adecuados en los equipos legislativos.
María: Las leyes de matrimonio igualitario, la Ley de violencia de género, la ESI, la Ley Micaela, la Ley de Interrupción voluntaria del embarazo.
Marisa: Liberarse de la culpa. No somos culpables cuando somos acosadas o abusadas. Otro logro es poder sentir que la maternidad no te define como mujer: no sos mujer porque podés ser madre. Tener hijos es una bendición, pero no te define.
Pilar: El cambio de sexo con DNI.
Ana: Una conquista también es el cambio del rol del varón en la crianza de los hijos y en las tareas del hogar.

¿Cómo observas el crecimiento del movimiento feminista en la juventud?

Marisa: Siempre di por sentado que la mujer iba a soportar las injustas afirmaciones que, tal vez por mi crianza, consideraba naturales: “Si usas esa ropa, estás provocando a los hombres y no te podés quejar”. Esto ha cambiado radicalmente en la mentalidad de las chicas.
Rosel: Lo veo necesario para acabar con las desigualdades y para que las mujeres sean escuchadas.
Ana: Aunque es inevitable no estoy de acuerdo con algunos modos de encarar peticiones y reclamos. Pero es lógico que, después de tantos años de sometimientos, algunas voces se eleven con enojo y violencia. El mundo necesita de todos, y construir ese lugar es tarea compartida con los hombres.
Ysabel: También siento que es imparable aunque tampoco comparto algunas veces la forma.
Irma: Aunque con algunas formas de protesta no coincido, lo charlo con mis nietas. Muchas veces cambio de opinión y logro entender su perspectiva. Escuchar a la juventud abre la mente.

¿Qué aspectos del amor y la sexualidad en la vejez deberían tener mayor visibilidad?

Dina: La capacidad de amar no reconoce edad y la sexualidad nos acompaña durante todo nuestra vida, a menos que alguien no sepa diferenciar la sexualidad de la genitalidad y la reproducción.
Laura: Lamentablemente no solemos unir la idea de vejez con la sexualidad. Menos aún con el erotismo o la sensualidad. Pareciera que las mujeres viejas están solo para ser abuelas y seres vulnerables.
María: Desarmar prejuicios, mitos, prohibiciones y creencias de que ya no estamos para esto.
Ana: Me molestan sobre todo los prejuicios que sostienen mis propias congéneres. Son muchos y viajan a través de la literatura, el cine, la TV, el humor. A veces, pasan inadvertidos, se reproducen y toman fuerza en el tiempo. La sexualidad es un tema que sigue siendo tabú para muchos y muchas (“de esto no se habla”, dicen). ¿Cuántos miedos, errores y sentimientos guardados bajo siete llaves, se han producido por ese tabú?
Rosel: Creo que la sexualidad de las personas mayores no es negocio para emprendimientos como películas, lugares de baile, de encuentro, etc. La sociedad prefiere hablar de “abuelos” a partir de los 60 años, aunque no lo sean. O sea, el rol para el que están “altamente calificados” es el cuidado de los nietos y punto.

¿Cómo imaginás el proceso de envejecimiento activo de futuras generaciones de mujeres?

Emilce: Tendrá sus desafíos pero creo que estarán mucho mejor preparadas que nosotras, que fuimos una generación bisagra. Tienen herramientas: falta de prejuicios, formación intelectual y el manejo de la tecnología que facilita muchas tareas que antes nos sometían.
Laura: Sin edadismo en sus cabezas ni en sus cuerpos. Una mayor libertad en la expresión de sus sentimientos.