Martes 21 de Mayo de 2019

Librería El Glyptodón

La librería muestra su pequeña vidriera en un edificio de departamentos de dos pisos de altura. A través de los vidrios de la puerta y del escaparate se ve el local y sus bibliotecas de madera oscura y al fondo, el escritorio del librero iluminado por la luz cálida del velador encendido. Es la librería de Alejandro López Medus, fallecido el 20 de diciembre de 2017.

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Ayacucho 734, Balvanera

Frente al Palacio de Aguas Corrientes y desde el año 1986, la librería muestra su pequeña vidriera en un edificio de departamentos de dos pisos de altura.
A través de los vidrios de la puerta y del escaparate se ve el local y sus bibliotecas de madera oscura y al fondo, el escritorio del librero iluminado por la luz cálida del velador encendido. Es la librería de Alejandro López Medus, fallecido el 20 de diciembre de 2017.
El 10 de marzo de 2018 con la Santa Rita que plantó en la vereda plena de flores y en coincidencia con La Noche de las Librerías, se llevó a cabo un homenaje a su memoria, en el que leyeron sus cuentos, familiares, amigos y colegas como Alberto Casares, Héctor Delgado y Gabriel Juárez.

Bibliófilo, escritor, cineasta y artista plástico, cada uno de los rincones de la librería tiene su sello, en cada libro elegido, en los entrepisos de madera y los muebles que construyó con sus manos, en la remodelación y decoración del local, en las encuadernaciones y en el trabajo artesanal de restauración de colecciones de libros.
Autor de Estantes, que relata sus memorias como librero, próximamente reeditado con correcciones y agregados, se inició en el oficio como corredor de la editorial Codex.
Su primera librería estuvo en la Galería Las Violetas, en la zona de Tribunales, y la segunda en la Galería Las Victorias.

En 1986 se trasladó a la calle Ayacucho, donde durante 31 años, Alejandro López Medus recibió a su clientela y a sus amigos en su lugar de lectura, intercambio, mini-biblioteca, cafetería y salón de exposiciones artísticas.
La bautizó así en honor al científico naturalista Florentino Ameghino (1854-1911) y a la librería Gliptodón que Ameghino había abierto en Buenos Aires en la Av. Rivadavia al 2200 y que llevaba el nombre de estos grandes mamíferos acorazados que vivieron en América en el período Cuaternario de la Era Cenozoica.
Miembro de Alada (Asociación de Libreros Anticuarios de Argentina), en El Glyptodón se encuentran libros usados de arte, teatro, cine, filosofía, historia, psicología y psicoanálisis, antropología y narrativa.

Aquí se filmaron escenas de la película Sinfonía para Ana, dirigida por Ernesto Ardito y Virna Molina en 2016. Al caminar entre los libros, van viéndose objetos como pequeñas esculturas, cuencos, relojes, máscaras, fotografías y retratos y a Edipo, una escultura colgante obsequiada por el escultor y librero Yoel Novoa.

Su compañera, María Ester Jozami, recuerda su gran admiración por el film Fanny y Alexander, de Ingmar Bergman y su amor por la música clásica y por el tema Amapola orquestado por Ennio Morricone, que se escuchaba en la librería.

Entre los libros se ven entre tantos: El Radicalismo, de Gabriel Del Mazo; No pasó nada, de Antonio Skarmeta; Los antiguos veraneos en Mar del Plata, de Jorge Fernández Schenone; Martín Fierro de José Hernández con ilustraciones de Juan Carlos Castagnino; El universo misionero guaraní, un territorio y un patrimonio, de Esteban Ángel Snibur; Roverandom, de J.R.R.Tolkien; Best Seller, de Roberto Fontanarrosa; Las moscas de Isabel, de Jorge Masciángioli, y el cuento El tío Facundo, de Isidoro Blaisten.

Un cartel con una frase de San Martín, “Los buenos libros forman la esencia de los hombres libres”, expresa el espíritu de su fundador.

Quien se consideraba un “ropavejero de los libros”, escribió en uno de sus relatos:

“Quizás fue una melodía
la que me llevó a ser librero, quizás no.
Lo que sí sé es que fui arrastrado
por una corriente irresistible, por eso lo que quede de mí
será pulpa de papel y tinta… otro libro”.

Graciela Noemí Toranzo Calderón

Fotos gentileza de Maria Ester Jozami