A mediados de los 90' el recordado cardiocirujano René Favaloro no dudaba en recomendar "una copa de vino por día para prevenir y contrarrestar los males que aquejan al corazón llevando a un progresivo taponamiento de las arterias".
Han sido descritos beneficios sobre el aparato cardiovascular y otros sistemas. Así se publicó en Viena, Austria, hace diez años un trabajo financiado por los institutos nacionales de salud de EE.UU que demostró que un consumo moderado de vino reducía un 37% el riesgo de desarrollar demencias como el Alzheimer, 1 copa por día para las mujeres y 2 copas por día para los hombres.
Yusuf y colegas hallaron que el consumo moderado de bebidas alcohólicas, no sólo de vino, reducía un 10% el riesgo de sufrir un infarto. Los polifenoles presentes en el vino entre los que se encuentran los ácidos fenólicos y los flavonoides tendrían un efecto antioxidante sobre las arterias.
El más importante de ellos era el resveratrol pero hoy se considera que es el conjunto de los polifenoles presentes. Estos se encuentran en mayor proporción en los vinos más jóvenes, con más cuerpo y en aquellos con mayor cuidado en la elaboración. Hay trabajos que demuestran una mejora de la flora intestinal (Universidad AEGEAN y CIBER). Frente a lo ante dicho en 2015, Craig Knott aseguró que el consumo de alcohol parece proporcionar entre poca y ninguna protección contra la mortalidad en la mayoría de los grupos por género y edad del Colegio de la Universidad de Londres.
Serán necesarios más trabajos de investigación que confirmen o no los beneficios tradicionales atribuidos a la ingesta de vino.
Cualquier efecto protector quedó en gran medida limitado a los hombres de 50 a 64 años que reportaron una cantidad de 15 a 20 bebidas por semanas y las mujeres a partir de los 65 años que bebían un promedio de 10 a menos de 10 bebidas por semana. Es necesario aclarar que la recomendación dietética (del vino) en el futuro deberá hacerse de manera individualizada de acuerdo a las características genéticas del individuo.
