S

 

"Perito Mercantil con Orientación

Contable e Impositiva"

 

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 Lengua y Lit.

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(Plástica, Música y Expresión).

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Educ. Física

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T.P.P.
 
Elem. Físico Química
Física y su aplic.a la tecn
Legisl. y Pca. Impos.
  Educ.p/ la Salud
 
 

Optimizar la calidad del proceso de enseñanza aprendizaje, función específica de la escuela, propendiendo a la actualización y perfeccionamiento docente a la aplicación de nuevas estrategias metodológicas tendientes a dar respuestas a los problemas de aprendizaje detectados, analizar y aplicar nuevos enfoques pedagógicos didácticos, como así también ayudar a que cada uno de los actores institucionales pueda analizar sus prácticas, resignificar sus roles, dar cumplimiento a sus derechos y obligaciones, generar un clima de respeto y tolerancia tanto en los acuerdos como en los disensos y sobre todo asumir comprometidamente la función imprescindible de la escuela y del docente, portadores de mandatos que la sociedad le asigna.

El permanente desafío de la escuela es así, cambiar una educación libresca y acrítica por una educación basada en procesos más atractivos y socialmente significativos de aprendizaje, a fin de formar sujetos sociales comprometidos, responsables, reflexivos, críticos, autónomos y creativos en el marco de una institución democrática que permita el ingreso, permanencia y egreso en condiciones equitativas, de logro, contribuyendo a disminuir los factores que provocan la repitencia, la deserción y el fracaso escolar (especialmente en primer año) y posibilitar el acceso a los bienes de la cultura en especial de aquellos jóvenes que por su condición social no podrían hacerlo sino a través de la escuela.

También corresponde a la escuela la función de preparar a los jóvenes para la consecución de estudios superiores como así también brindar y preparar en las competencias sociales y profesionales necesarias para su inserción en el mundo del trabajo y en la vida social para lo cual será necesario formarlos y concientizarlos sobre su calidad de ciudadanos en el marco de una ética de los valores.

Si bien es importante reconocer que es función de la escuela transmitir, recrear y producir conocimiento, es decir la construcción del saber, no es posible negar la función polifacética que la propia sociedad le ha ido otorgando más allá de su mandato fundacional y que se agudiza hoy ante un contexto económico-social difícil enmarcado en una cultura de antivalores, que obliga a la institución educativa y a sus actores no sólo a atender las problemáticas de la diversidad que se profundizan en instituciones sobredimensionadas como la muestra, sino también los graves problemas de la socialización, la práctica de la convivencia, el ejercicio de acciones compensatorias que permitan asegurar mínimamente la igualdad de posibilidades, permanencia y egreso en condiciones de equidad, y sobre todo la función de contención social y afectiva que no siempre encuentran los jóvenes en su grupo familiar o social.

Todas estas funciones son absorbidas por una institución escolar que se debate en el contexto de la transformación educativa, en un marco de desjerarquización social, de indiferencia de muchos padres, en deficientes condiciones profesionales y con el desafío de una problemática adolescente producto de una sociedad consumista que muchas veces los abandona a su propia suerte.

Es fundamental poder generar estrategias de enseñanza aprendizaje que permitan integrar en la persona del alumno, al sujeto del conocimiento con el sujeto de participación social lo que permitirá la formación de nuestros jóvenes no sólo en la producción de conocimientos científicos y técnicos sino también con las competencias necesarias para resolver los problemas de la vida cotidiana con creatividad y juicio critico.

En el mundo actual el saber es un factor medular en el área del campo de la producción, en este sentido nos proponemos continuar introduciendo a los alumnos en el mundo del trabajo, suministrándoles tanto las oportunidades de contacto efectivo con las organizaciones empresarias como la creación de instancias pedagógicas para conceptualizar ese mundo, constituyendo estos dos aspectos ejes significativos de nuestra propuesta curricular en especial en los dos últimos años del ciclo superior.

La participación, uno de los ejes prioritarios de nuestra propuesta es desde nuestra concepción un movimiento destinado a agrandar los espacios de libertad, de bienestar y de relación humana, por ello es necesario crear entre todos las condiciones para que se afiancen los valores emergentes de la solidaridad, el respeto, la tolerancia, recobrando la confianza en el otro lo que permitirá el trabajo en equipo y contribuyendo de este modo a configurar una práctica democrática cotidiana basado en el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de las obligaciones que devienen de los distintos roles que cada uno de nosotros cumple en la escuela.

En nuestra concepción los usos educativos en los que se desarrolla el curriculum, es decir las prácticas educativas, tienen la finalidad de promover. Aunque sólo sea secundariamente aprendizajes muchos más amplios de tipo social, moral etc. que los estrictamente intelectuales. La escuela no sólo debe enseñar contenidos culturales de tipo intelectual sino también valores (contenidos actitudinales) formas de pensar, de sentir, modos comportamiento social y una percepción del mundo que les permita apropiarse críticamente de la realidad para poder operar sobre ella.

Esta participación involucra a todos los actores institucionales:

En relación con los padres implica su participación en un proceso en el que pueden brindar su opinión y apoyo en relación con las funciones de la escuela, asumiendo respecto a sus hijos, las responsabilidades que les competen, colaborando en la evaluación del cumplimiento de las funciones de la escuela mediante la participación en el Consejo Institucional Participativo y en la Asociación Cooperadora.

En relación a los docentes, la actual configuración del sistema educativo y del sistema social imperante han ampliado el espectro de sus funciones y competencias de tipo técnico.

Hoy el curriculum ampliado reclama competencias profesionales más amplias en relación con el saber, con los procedimiento pedagógicos y con las comunicaciones interpersonales, todo esto lleva al docente a intervenir cada vez más en ambientes y situaciones de mayor complejidad para las que ya no sirven las destrezas profesionales adquiridas en su formación docente y que le permitían respuestas predeterminadas de antemano, ésta creciente complejidad obliga a asumir una posición de flexibilidad en la capacidad de tomar decisiones en cada situación particular, formando también a sus alumnos en esta capacidad de autonomía en sus decisiones y en sus juicios.

Esto lleva a la necesidad de configurar un sujeto docente responsable de los aprendizajes de sus alumnos transmisor de valores y altamente profesional y cooperativo con la tarea institucional. Para ello es necesario planificar estrategias de capacitación, actualización y perfeccionamiento, como así también generar espacios para reflexionar críticamente sobre su práctica docente, resignificándolo a la luz de los nuevos desafíos sociales y de los avances científicos-tecnológicos.

Con relación a los alumnos, estos intervendrán gradualmente en la gestión educativa en niveles crecientes de participación de acuerdo con las posibilidades de su edad y del rol que cumplen en la escuela.

Deberán configurarse como sujetos pedagógicos responsables de sus aprendizajes colaborando con su esfuerzo y dedicación al trabajo escolar favoreciendo un clima de convivencia con sus pares y docentes, que implica entre otras cosas el respeto a lo público es decir a lo que es de todos y que se manifiesta en elucidado de la escuela y de los bienes y materiales que conforman su equipamiento.

Esta convocatoria a la participación requiere variedad de estrategias y metodologías encaminadas a debatir, a transformar los dilemas en conflictos, a lograr el camino del consenso a partir de la diversidad puntualizando las disidencias y buscando el logro de acuerdos mínimos de construcción colectiva.

Para ello se fomentará en adultos y jóvenes el desarrollo del sentido de pertenencia que se logra fundamentalmente cuando nos comprometemos con el proyecto educativo de la escuela.

Con relación a la institución y su inserción comunitaria debemos partir del concepto de escuela como sujeto de transformación social y planificar las acciones conducentes a la interacción con otras instituciones que permitan proyectarse hacia la comunidad como así también enriquecer la propuesta institucional a partir de acciones conjuntas y articuladas.