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Archivo fílmico-pedagógico

Rollo girando
No matarás
Una mirada cinematográfica
por Diana Paladino


El fenómeno Kieslowski
Tras terminar sus estudios en la escuela de cine de Lodz, Krzysztof Kieslowski inició una prolífica carrera en el campo del documental haciendo cortos y mediometrajes para el cine y la televisión polaca. Lo social, las condiciones laborales, las relaciones interpersonales son el tema principal de estos trabajos que se interrumpieron en 1979 cuando se lanzó a hacer su primera película de ficción: El aficionado. Por ella, obtuvo varios premios (entre otros, el Gran Premio del Festival Internacional de Moscú) y consiguió reconocimiento fuera de su país. No obstante, la verdadera internacionalización de su obra se dio a fines de los años ochenta cuando sus films No matarás y Una película de amor -ambos provenientes de El Decálogo (ver aparte)- se alzaron con los Premios Especiales del Jurado de los festivales de Cannes y de San Sebastián, respectivamente. De allí en más, Kieslowski se convirtió en un fenómeno de crítica y festivales más que de taquilla. Un fenómeno breve e intenso: en el escaso lapso de tres años se destacó con cuatro películas.
Así, a la existencialista La doble vida de Verónica siguió su famosa trilogía programada a partir de los colores de la bandera francesa (Bleu, Blanc, Rouge) y sus correspondientes significados: libertad, igualdad, fraternidad. En simultáneo con el estreno de Rouge el cineasta declaró que ya nunca volvería a dirigir cine. Entonces, pocos le creyeron. Pero a sólo dos años del anuncio, Kieslowski murió en la ciudad de Varsovia a los 55 años.

El Decálogo
El Decálogo es una serie de diez capítulos que Kieslowski hizo para la televisión polaca en 1988. Cada emisión responde a uno de los Diez Mandamientos. Y, pese a tratarse de capítulos unitarios, hay elementos y personajes que surcan y enlazan a todos, dándole unidad a la obra.
No matarás y Una película de amor son las versiones largas de dos capítulos que el cineasta y su coguionista Krzysztof Piesiewicz adaptaron para el cine.

Una narración compacta
No matarás tiene un comienzo disperso. Tres personajes que nada tienen que ver entre sí (un joven deambula por la ciudad, un taxista se ocupa de limpiar su auto y un abogado principiante asiste a su entrevista de admisión al poder judicial) aparecen presentados por montaje alterno. Sin embargo, la dispersión, esa especie de rompecabezas narrativo que se diseña en la primera secuencia del film logra cohesión de inmediato a partir de elementos estilísticos que se convierten en constantes hasta el final: La ciudad como un telón de fondo denso, pesado y omnipresente, la opacidad de los colores, la parquedad en los diálogos y la austeridad de la puesta en escena, son algunos de ellos.
Luego, tras el encuentro de los personajes o -más precisamente- tras el asesinato del taxista, la historia se unifica y la narración se vuelve directa, lineal, compacta. Todo se concentra en el personaje del joven asesino, en su prehistoria, sus temores y en la encrucijada moral que sufre el novato abogado defensor. Dos perspectivas que completan una misma mirada sobre el tema de la pena de muerte.

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