Postítulos Docentes
Sociedad y Cultura Contemporáneas para profesores de nivel medio
Fotos de jóvenes
La fotografía no nos dice nada que no sepamos preguntarle: Preguntar es en este caso una manera de leer. De alguna manera, leer fotografías tiene que ver con hacerlas hablar, pero siempre ese hablar es un diálogo entre dos: la fotografía y su lector.
Una foto nos habla desde su imagen, desde su soporte y desde su contexto. Desde la imagen nos propone una historia: una chica en el subte con gesto pensativo e indumentaria moderna. La iluminación, desde un acentuado contraste de grises, amplifica su gesto agregándole una dosis de misterio. Desde el soporte nos propone otra historia: la de las vueltas que ha dado esa fotografía en particular desde su primera existencia: amarillenta, copiada sobre cartón, con rebordes blancos, papel rugoso y opaco, una firma en algún sitio, marcas de dedos sucios. Todo esto describe un camino cuyo rol no es menor a la hora de leer la imagen. El contexto nos habla del encuentro: nuestro propio encuentro con la fotografía.
En cada imagen se encuentran tres miradas: la del productor, la de su objeto y la del espectador. Cuando miramos estas fotos, miramos imágenes de jóvenes tomadas por jóvenes. Debemos pensar entonces en la intromisión de nuestra mirada. Ya que mirar, decíamos al comienzo, tiene tanto que ver con preguntar, será en las preguntas, en su formulación, donde esa intromisión de nuestra mirada aparezca con mayor claridad.
Hay dos ejes principales para interrogar una fotografía: el tiempo y el espacio. Ellas abren diversas coordenadas (más que dos) que se manifiestan en la formulación de cualquier respuesta.
El tiempo
Podemos identificar al menos tres temporalidades en una foto:
La primera, es la del momento de la toma. En este caso se trata de fotografías de los últimos cinco ó seis años. En algunas de ellas este dato puede identificarse con cierta precisión, gracias a algunos elementos que aparecen en la imagen, o a la situación retratada: la escena del aeropuerto nos remite a las partidas cada vez más frecuentes después de la crisis económica del 2001. La foto del chico apoyado en el teléfono publico de Telefónica tiene su temporalidad por el gesto de desaliento, el sobre en la mano, los colores vívidos de la imagen, la cabina telefónica misma. Todos estos datos nos hablan de lo que podríamos llamar la "edad" de la fotografía como objeto.
La segunda es la del objeto fotografiado: A través de la producción de gestos, construcción de situaciones, disposición de cuerpos, podemos acertar con una temporalidad interna, propia del objeto de la fotografía, en este caso, los jóvenes. Las imágenes nos servirán para desarmar una pose y comenzar a encontrar el lenguaje que construye el objeto "joven".
La tercera es nuestra propia temporalidad: La del momento en que miramos la fotografía. La lectura no será la misma si somos contemporáneos de la imagen, si se trata de una imagen antigua, si un hecho clave ocurrió en medio de un tiempo y otro. A su vez, la imagen no narrará lo mismo para una persona adulta que para un niño o un joven. La pregunta formulada desde cada uno será distinta y, con ella, la respuesta.
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