Lunes 09 de Marzo de 2015

Vos les cambias la vida y ellos cambian la tuya

Paula Maggio de Hogar Canino La Victoria nos cuenta su historia.

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“Trabajo en un local de carteras ocho horas de lunes a sábado y los domingos, que es mi día de descanso, voy al refugio. Esta es mi vida y me encanta. Yo suelo quedarme dormida y llegar tarde a todos lados, pero para ir al refugio a veces ni duermo, me levanto temprano con todas las pilas.”

Así describe Paula su historia y su amor por los perros. Tiene 24 años y desde hace tres años es una de los diez voluntarios que dedican sus domingos a ayudar en el refugio canino Hogar La Victoria: www.facebook.com/HogarLaVictoria.

Este Hogar comenzó en el año 1993 cuando Silvia Martín empezó a levantar perros de la calle. “Llegó un momento en que tenía más perros de los que podía mantener, entonces decidió mudarse a otro lugar que alquilaba, mientras que el terreno que era suyo lo dejó para el refugio”. Hoy son más de cien los perros que viven en ese predio de Pilar, pero cuando Paula comenzó había muchos más de los que se podían cuidar. Así fue como, junto a otros voluntarios, concentraron sus esfuerzos en encontrarles un hogar a muchos, y brindarles los cuidados necesarios a los que quedaron allí.

Los voluntarios van al hogar una vez por semana, todos los domingos y, a veces, también los sábados. Hacen de todo: controlan las pulgas, fumigan, ponen pipetas, los bañan, los desparasitan y les aplican las vacunas. “Hicimos una campaña en la página que era Apadriná una vacuna. Eso te daba un numerito para un sorteo y la gente se enganchó. Así pudimos cubrir la mayoría de las vacunas para todos.”

¿Cómo es la vida en el refugio?

Tratamos que el hogar sea el mejor lugar posible para los perros que van a estar ahí hasta el último día. Y tratamos que los más jovencitos que entran se vayan lo más rápido posible, para que no les pase lo mismo. El hogar es algo transitorio. Es un poco mejor que la calle pero no es un lugar para que el perro viva feliz. Un perro está feliz con una familia. En el hogar tienen aire libre, cuchas, comida y atención veterinaria. Cuando vamos, todos los perros se desesperan por un mimo, por gente y por amor.

Atardece en Palermo y ya no quedan casi clientes en el local de carteras que atiende Paula. Mientras conversamos, vemos venir a Mariela con su hija Agustina. Ambas se acercan sonriendo mientras pasean a Pedro, el simpático perrito que adoptaron en el Hogar Canino La Victoria. Cuando la ve a Paula, Pedro comienza a correr y a saltar loco de la alegría. “¡Pedro, es un amor! Ellas lo adoptaron de adulto y él las ama y las defiende porque sabe que le salvaron la vida. Te cambian la vida a vos y vos les cambias la vida a ellos.”

¿Qué sentís cuando lográs que adopten a uno de los perritos?

Siempre tuvimos adopciones muy lindas. No tuvimos malas experiencias. Muchas veces después de que adoptan, nos visitan y vienen a saludar. Eso es lo más lindo, es la razón por la que nosotros hacemos lo que hacemos. Es el objetivo que perseguimos y es lo que te da fuerza para seguir haciéndolo. No es placentero sólo ir al refugio, darles de comer y nada más. Las más significativas fueron las historias de Patricia y Angélica. Ellas nos escribieron diciendo que iban a adoptar a las perras que más necesitaran un hogar. Eso es adoptar con el corazón.

¿Qué haces cuando te encontrás un perrito en la calle?

He encontrado varios perros que tuve en casa hasta que los di en adopción. Eso es lo más emocionante para mí: levantarlo de la calle, tenerlo en casa, darlo en adopción y que después la familia me mande fotos. Te embarcas en un desafío y pensas “¿Qué estoy haciendo? ¡Me van a echar de mi casa!”. Pero bueno, hay veces en que simplemente no puedo seguir de largo. Lo que hago yo son cosas que puede hacer cualquier persona. Yo no tengo una súper casa, un súper campo, o un súper sueldo. Simplemente tengo ganas de hacerlo.

¿Y cómo haces para encontrarles un hogar?

Más que nada hago difusión en redes sociales. Saco buenas fotos, lo mejor que pueda, y las difundo con buena onda. Con la última perrita que encontré, hice eso. Una de las chicas del refugio la tenía en tránsito y sacó ocho fotos: “los ocho motivos para adoptar a Gala”. Al día siguiente me escribió una chica del barrio y la adoptó. Para esa perrita fuimos “todo”. Vale la pena darte la oportunidad, vivir la experiencia de al menos cambiar una vida. Es increíble ver que te encontrás un perro y logras encontrarle una familia. Son cosas que en realidad no cuestan tanto comparado con lo que ellos te devuelven. Para mí es mucho más la satisfacción que el esfuerzo.

Para terminar, ¿qué es lo más lindo de tener una mascota?

No puedo decir una sola cosa. Si tu mascota es adoptada, lo más lindo es el agradecimiento y la fidelidad que tiene. El saber que estás conviviendo con alguien al que le cambiaste la vida. Verlo todos los días durmiendo en la casa y saber que antes estaba en la calle. Si tenés una mascota, nunca vas a estar solo. Ellos siempre te acompañan, siempre están cuando estás triste o cuando estás contento.