Miércoles 24 de Junio de 2015

Una visita en Subte al Morocho del Abasto

En el 80° aniversario de su partida te invitamos a recordarlo

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Ya pasaron 80 años desde el 24 de junio de 1935, el día en que Carlos Gardel se convirtió en leyenda. Con una importantísima trayectoria artística y una carrera en ascenso, el Morocho del Abasto se fue pero su recuerdo permanece intacto hasta el día de hoy. Te invitamos a conocer diferentes espacios de homenaje en la Ciudad de Buenos Aires unidos por el Subte.

Empezá el recorrido en la estación Plaza Miserere de la Línea A, en el andén con sentido a San Pedrito, vas a encontrarte con una imagen de Gardel poco convencional, sonriente como siempre pero parado sobre una patineta y con vestimenta de gaucho. Esta intervención moderna fue realizada por Run don’t walk y Stenciland, artistas de streetart.

Para contrastar con esta obra, combiná con la Línea H. En el vestíbulo de la estación Corrientes vas a poder contemplar un mural con el típico fileteado porteño que estuvo a cargo de los expertos Jorge Muscia y Alfredo Martínez. En él aparece el Zorzal Criollo junto a su amigo Enrique Santos Discépolo.

Continuá el viaje combinando con la Línea B, hacia a la estación Carlos Gardel que hasta diciembre de 1984 se llamó Agüero pero cambió su nombre para recordar al músico formado en la zona del Abasto, del barrio de Balvanera.

Te invitamos a que te tomes un tiempo para contemplar las distintas obras distribuidas por toda la estación. Hay dos murales de Carlos Páez Vilaró titulados Mi Buenos Aires querido y Homenaje a Buenos Aires, una obra de León Untroib e intervenciones de Andrés Compagnucci. Además, recientemente se sumaron a la estación cuatro murales cerámicos con temáticas porteñas de Marino Santa María.

Para terminar esta recorrida histórica te recomendamos caminar dos cuadras hacia las calles Zelaya y Anchorena donde vas a descubrir más obras de Marino Santa María en honor al Tango, que se complementan con las del Subte. A la vuelta, en Jean Jaures 735, está la última morada del cantante convertida en museo. Se trata de una casa estilo chorizo que Gardel compró para su madre Berta Gardés en 1927, donde vivieron juntos hasta que emprendió su última gira.