La “topiaria” es una práctica de jardinería que consiste en podar las plantas para que tomen una forma determinada. Técnica inherente a la voluntad de los humanos por dominar a la Naturaleza, su utilización se remonta a los años 23 a 79 DC, y tuvo gran popularidad durante el Imperio Romano.
Tras la caída de Roma, la práctica se abandonó por siglos, para volver durante la Edad Media (especialmente para dar formas especiales a los frutales). Nuevamente se puso de moda durante el Renacimiento italiano.
Los holandeses desarrollaron la topiaria dando forma de animales a las plantas durante el siglo XV; los ingleses, en el siglo XVII. Los franceses, en cambio, preferían dar formas geométricas y con simetrías estrictas.
Durante el siglo XVIII, la topiaria fue nuevamente abandonada y volvió el “estilo natural” a los jardines, hasta que la era victoriana, en Gran Bretaña, volvió a cambiar la historia utilizando plantas topiadas en los jardines reales.
En el Jardín Botánico de Buenos Aires se mantienen algunas plantas topiadas para respetar los diseños originales de Carlos Thays y poder así contar a los visitantes la historia del paisaje.
Esta mañana trabajamos en eso, dando forma a los Ilex del Jardín Romano.