Martes 21 de Julio de 2015

Ronroneros de Boedo, la vida entre gatos.

Esta es la historia de Caro y Nacho, la pareja que un día, tras pasear por el Jardín Botánico, cambió su vida para siempre.

Compartir en Redes

“Nacho nunca había tenido una mascota así que decidimos ir al Botánico a buscar un gato. Ahí adoptamos a Yaki, era muy chiquita y parecía de tres meses cuando en realidad tenía 3 años.”
Nacho cuenta que en ese momento no sólo se quedaron con Yaki sino que además vieron la cantidad de gatos que había allí abandonados y se dieron cuenta que estaban muy flacos así que empezaron a llevarles alimento todo los fines de semana. Con el tiempo se contactaron con Gatos del Botánico y se unieron a los voluntarios.

“Primero cayó Yaki, después fue Venus y así fueron cayendo los demás. Los levantábamos para tener en tránsito y encontramos casa para la mayoría. Tratamos de ayudar, además, a todos los que nos escriben diciendo que tienen dos o tres gatos y los quieren dar en adopción. Les preguntamos por qué deciden hacerlo, y tratamos de darles una mano. A veces resolvemos problemas de gatos domésticos porque sabemos que puede ser un potencial gato abandonado en la calle.”

“Cuando nos mudamos a Boedo hace 4 años empezamos a ver un montón de gatos en la calle, así que decidimos empezar a trabajar en este barrio también.”

Así, las ganas y la solidaridad siguen a esta pareja que dedica cada segundo libre de su tiempo a ayudar a los gatos que aún no tienen hogar. “¡Los gatos nos huelen!” Cuenta Nacho riendo. “Un día caminando por la zona de La Rural, la gente seguía caminando como si nada y nosotros vimos dos sombras una más grande y otra de un cachorrito. Dijimos: “gato!” Parece que somos más sensibles. Mucha gente no lo ve o lo ve como algo normal.”

Así empezamos. Al principio teníamos algunos gatos en tránsito que podíamos mantener. Cuando fuimos juntando alguno más formamos “Ronroneros” y, con una tiendita, alimentos y eventos, vamos manteniendo los gatos que tenemos. Tratamos que todos estén castrados, si están en edad, y desparasitados.
Hoy en día tenemos cinco gatos en tránsito. Rafael está pensionado y a la China la tiene Bruno. Después está Marcy. A ella le hicimos una página que se llama “Mi vida como Marcy”. En la página contamos su historia de una manera divertida porque pensamos que estaba preñada y al final no. ¡Nos llevamos un chasco! Por eso su vida es una novela y ella es “la impostora”. Cuando la encontramos le preparamos todo un espacio para que tenga los gatitos y resulta que en realidad ¡es obesa!”, cuenta Caro entusiasmada mientras acaricia a uno de los gatos que vive con ella.

¿Cuántos gatos tienen además de los que tienen en Ronroneros?

¡Tenemos seis! A cinco de ellos los encontramos en el Botánico y a Pancho lo encontró Nacho en un baldío de Olivos.
Nuestra idea es poder levantar gatos y tener uno o dos en tránsito y ponerle mucha energía a su adopción, así pueden entrar otros. A veces si tenés muchos no podés dedicarles el tiempo que necesitan y tampoco podés publicar todo el tiempo gatos distintos porque la gente termina por no prestarte atención. La idea entonces es dedicarle una semana con énfasis a uno y así sucesivamente.

¿Cómo es tu vida más allá de Ronroneros? Me encantaría poder vivir de esto pero no es lo que pasa en la realidad. El trabajo que hacemos es voluntario. Yo soy voluntaria, tengo la voluntad de hacerlo. Y lo mismo Nacho que me ayuda a ir y venir del veterinario, ver a los adoptantes, hacer un seguimiento, etc. Además trabajo ocho horas diarias en Retiro. Soy diseñadora de interiores y ahora estoy estudiando Artes Visuales en el IUNA.

¿Qué consejo le darían a alguien que se encuentra un gato en la calle?

Para tener un gato no hace falta que tengas un ambiente enorme y exclusivo para él con mil rascadores y juguetes. Momentáneamente, lo podés tener en espacios pequeños con comida y agua y llevarlo a un veterinario. El veterinario te va a dar una noción básica de cómo está ese gato, si necesita tratamiento o no. Después tenés que sacarle lindas fotos y empezar a publicarlo en páginas como Red Mascotera o empezar con tus contactos. Las primeras adopciones que logramos fueron nuestros primos y tíos. Siempre está bueno fijarse en el entorno primero, si alguien quiere adoptar. Y sí, no siempre es fácil, ni rápido. No existen refugios de gatos, todos los grupos y organizaciones se sostienen gracias a que los voluntarios funcionan también como hogares de tránsito.

¿Alguna adopción que recuerden?

¡Agüeda y los dos gatitos! Hay acá una callecita en la que siempre nos encontramos algún gato. Nos habían avisado en el barrio que en una ventana de una casa abandonada había cuatro gatitos. Los rescatamos a los cuatro y después de un tiempos nos quedaron sólo dos. Los publicábamos y no conseguíamos que alguien los adoptara. Hasta que nos contactó Agüeda, de Caballito. ¡Una masa la señora! Ella vivía sola y quiso adoptar dos hermanitos que se llevaran bien. ¡Fue justo! Seguimos en contacto y nos cuenta que siente qué volvió a nacer, que los gatitos le hacen mucha compañía.
También me acuerdo la historia de Tote, un gato que apareció en la calle Chiclana. Lo trajimos a casa y lo llevamos al veterinario que nos dijo que tenía un tumor. Estaba muy maltrecho, parecía más viejo de lo que era. Lo tuvimos un tiempo y se lo llevamos a una enfermera veterinaria que nos ayuda pensionando algunos gatos. Ella lo cuidó un montón… con ella estaba como en un spa! Después de casi un año, ella decidió adoptarlo como propio.
Hemos tenido en lo que vamos más de treinta adopciones. Tratamos de que todo gato que entre, salga, y que cada adopción sea hecha con responsabilidad. Nos encontramos con los adoptantes, los conocemos. Queremos que la gente entienda que el gato es parte de la familia de uno, que vive con vos, en tu casa.

¿Qué es para vos lo más lindo de tener una mascota?

Caro: ¡No entiendo cómo hay gente que aún no tiene una mascota!
Nacho: La relación que se crea es casi como la relación que tenés cuando conocés a un ser humano. Sabés cuando está enojado o triste. Sabés que se preocupa por vos y te preocupás por él. Como Agüeda, que considera a sus gatitos casi como hijos. Es una relación de amor también. Para ellos sos como ¡el novio perfecto!
Caro: Cuando estoy enferma, los gatos me acompañan. Es hasta sanador.
No puedo creer a veces cuando los escucho ronronear. ¡Es una locura! Emite su placer porque le encanta que lo acaricie y que le haga mimos y a mí también me encanta porque son suavecitos. Cuando los escucho ronronear me gusta pensar que es su manera de agradecer que los sacamos de la calle… es eso.


El mapa del proteccionismo

Caro y Nacho están impulsando esta nueva idea: un mapa en la que figuren todas las organizaciones y voluntarios y también todos los que necesitan donaciones. Por ahí alguien quiere ayudar y no sabe ni cómo hacerlo o por dónde empezar. “Nos ha pasado que nos han escrito de Núñez, por ejemplo, que tienen 3 kilos de alimento para donar y por ahí hay alguna organización de la zona a la que le sirve más que a nosotros. La idea es que, al ser más directa la ayuda, ese voluntariado y esa donación se concreten.”

Encontralos en Facebook.