La forma actual de preparar y compartir la comida dentro del hogar es muy diferente a la que tenían nuestros abuelos. En las últimas décadas hubo una marcada transformación de los alimentos, que responde a la demanda de rapidez y practicidad por parte de la población debido a la gran problemática que se expresa como “falta de tiempo”.
En el afán de querer recuperar parte de este tiempo que se pierde, se reduce el tiempo en la cocina, a través de la utilización de electrodomésticos en el que se vierten ingredientes y “mágicamente” aparece un pan listo para comer, alimentos industrializados precocidos en los que solo hay que calentar, pedir comida o comer fuera del hogar de forma más frecuente.
En esta vorágine también algo que sucede es que se pierden las ganas de innovar en la cocina, lo que lleva a que cada semana el menú se vuelva más acotado, generando poca variedad en los alimentos que se incorporan a diario.
-¡Al rescate de la comida casera!- Si bien es cierto que la preparación de comida hecha en casa requiere de un poco más de tiempo y dedicación, también hay que evaluar el costo-beneficio que conlleva. Emplear un poco más de tiempo es el costo pero que se transforma en una inversión por todos los beneficios que lográs como una alimentación más sana y nutritiva para vos y tu familia, podes sumar alimentos nuevos y elegir los de mejor calidad, y es más económico que pedir comida o comer afuera.
A su vez es bueno recordar que en la cocina hay lugar para todos, no es un espacio relegado solo a una persona en el hogar, sino que tanto grandes como chicos pueden participar de la preparación de los alimentos. ¡En equipo se trabaja mejor!
Cocinar es más que preparar una comida. Es sinónimo de dedicación, es una manera de mostrar afecto, es una excusa para compartir con la familia o amigos.
La comida casera tiene sabores y aromas que se disfrutan en el momento y duran para siempre
