Lunes 18 de Junio de 2018

"Estamos invitados..." Colecciones de juegos de porcelana

En la Casa Fernández Blanco se exhiben vajillas de porcelana de Francia, Alemania, Inglaterra e Italia, colección Isaac Fernández Blanco y donaciones. Apertura: sábado 16 de junio.

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La sede Casa Fernández Blanco del MIFB Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco, ubicada en Hipólito Yrigoyen 1420, en el Barrio de Monserrat, presenta "Estamos invitados...", exposición de vajillas de porcelana de Francia, Alemania, Inglaterra e Italia que muestra el afán coleccionista de Isaac Fernández Blanco y la generosidad de los sucesivos donantes al Museo Isaac Fernández Blanco a lo largo de su historia: Paulina Harari, Manuel Mujica Láinez, Alicia Jurado, Alberto Cozzani y Carlos Goñi, entre otros.

Curador: Patricio López Méndez.
Apertura al público: sábado 16 de junio.

-Y desde entonces- añadió el Sombrerero con una voz tristísima -, el Tiempo cree que quise matarlo y no quiere hacer nada por mí. Ahora son siempre las seis de la tarde.
Alicia comprendió de repente todo lo que allí ocurría.
-¿Es ésta la razón de que haya tantos servicios de té encima de la mesa? -preguntó.
-Sí, ésta es la razón -dijo el Sombrerero con un suspiro-. Siempre es la hora del té, y no tenemos tiempo de lavar la vajilla entre té y té.
Lewis Carroll, (Fragmento) Las aventuras de Alicia en el país de las Maravillas.
Capítulo VII, Una merienda de locos. 1865.

El Tiempo o, más apropiado aún, la multiplicidad de tiempos paralelos, es el personaje elidido que atraviesa buena parte de la obra de Carroll. Tiempo y espacio están entre los tópicos preferidos de la discusión científica del siglo XIX y seguirán siendo un tema de reflexión durante el siglo siguiente. Alicia los trasciende a través del sueño o del espejo, es la obsesión de la Liebre de marzo, el único temor de la Reina de Corazones y la injusta condena para el Sombrero Loco, atrapado en una merienda interminable a las seis de la tarde. En la fantástica dimensión de Carroll, en el reloj de la liebre, en el sueño del lirón y en el diario revivir del Sombrero, siempre será hora de tomar el té.

El placer que da la calidez, la contención que conforta, la práctica que reúne en torno a la mesa se traduce en País de las Maravillas en una fiesta eterna y delirante que se detiene en el reducido espacio de las vitrinas repletas del coleccionista. Las frágiles vajillas de porcelana llegaban de Francia, Alemania, Inglaterra o Italia al resguardo de los baúles de los viajeros o se encargaban en las grandes tiendas como A la Ciudad de Londres, con sus iniciales, sus retratos, sus escudos. Estaban diseñadas más para su exhibición que para el consumo diario, salían de su marco de contención en ocasiones especiales, se repartían desgajadas e incompletas a sus herederos y, finalmente, fuera de su tiempo y de las modas, su periplo terminaba en los museos.

Este conjunto es una pequeña muestra del afán coleccionista de Isaac Fernández Blanco y de la generosidad de los sucesivos donantes, que contribuyeron al enriquecimiento de esta colección: Paulina Harari, Manuel Mujica Laínez, Alicia Jurado y Fernández Blanco, Alberto Cozzani y Carlos Goñi también pensaron que sus pequeños objetos preciados podían perdurar y, al detener los relojes a las seis de la tarde, vencer al tiempo.

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