Claudio Pedraza. Mutaciones

Obras de un mundo imaginado y colorido que abundan en un simbolismo muy personal, que el propio artista nos invita a conocer.
Del 12 de marzo al 1º de mayo de 2016
En el Espacio Confitería

Compartir en redes

Claudio Pedraza nació en la provincia de Buenos Aires en 1961. Se formó en la escuela de artes plásticas Manuel Belgrano en 1985. Recientemente expuso en Galería Mar Dulce y también participó en una muestra colectiva junto a Milo Lockett, Ricky Crespo y Felipe Giménez en Galería Milo Lockett.

La obra de Claudio Pedraza se caracteriza por un trabajo detallista que construye, por medio de líneas orgánicas, personajes de un mundo fantástico.

Un mundo único, atemporal, colmado de símbolos que se repiten como si fueran pictogramas, cuyos significados no podemos decodificar con exactitud, sino presentir. Lo simbólico responde al mundo privado del artista, propio de su infancia, de su historia familiar y también de sus anhelos. Un ejemplo de esto son los aviones y el gusto por verlos despegar; los martillos que dejó su padre como una herencia de amor por el trabajo manual; así como los ojos que todo lo ven y las casas reproducidas por doquier.

Su obra se resume en el juego, en la repetición e invención de sus propias reglas. Repetición de algunos signos que poseen una significación dilucidada y consciente del autor, y otros que escapan a su propio entendimiento, pero como parte del juego. Este juego se inaugura cuando comienza a pintar, directo sobre la tela, sin bocetos, ni idea previa. Los personajes van apareciendo y las situaciones se van construyendo a medida que se encuentra inmerso en su actividad. Frente a frente la tela y él van colaborando en la creación de ese mundo, utilizando la técnica para lograr la atención del espectador y sumergirlo en su fantasía.

En esta exposición sus pinturas nos presentan una serie de metamorfosis. Los mutantes aquí tienen manos de cangrejo, cantidad de ojos, pies de animal, hocico de perro y se encuentran en situaciones que son similares a las nuestras. Algunos mutantes cargan valijas, martillos, llevan paraguas, casi como con nuestras mismas rutinas en una realidad paralela. Por otra parte algunos parecen estar atravesando una transformación metafísica frente a nuestras miradas. Tal es el caso de Hombre en la selva, este “hombre” sin rostro que es iluminado desde lo alto y nos señala su interior con forma de pergamino, que simbólicamente alude a su propia historia. Otros se encajan dentro de compartimentos dejando ver su interior transparente, repletos de símbolos y tantos ojos que da la impresión que pueden mirar hacia adentro del espectador.

Curadora: Lic. Leticia Orieta