Jueves 29 de Noviembre de 2018

El mate de plata. 2° parte

El mate porteño, el de Brasil, Paraguay y Uruguay.
En el siglo XIX las ciudades de América crecen y los mates son símbolo de riqueza.

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El mate porteño

La evolución del mate de calabaza a su sucesor que es el mismo recipiente cubierto parcial o totalmente de plata se da cuando Buenos Aires pasa de la gran aldea a una ciudad donde una burguesía incorpora el gusto por los objetos ricos y suntuosos.

El mate porteño tiene al menos dos influencias:
Una tradición de la orfebrería que viene del norte de Perú, el Alto Perú, Salta, Tucumán y Córdoba, de herencia española, flamenca e italiana que es un pequeño mate de plata que recoge además la incorporación de los artesanos indígenas que han reelaborado las estéticas y los temas europeos.

Del mate peruano y altoperuano pervive:
a) Las placas y asas de plata de estilo rococó.
b) Más tarde una calabaza, vegetal o de plata, apoyada en tres patas sujetas por un aro.

La otra Influencia es la de los artesanos lusobrasileños que vienen de Lisboa, Rio de Janeiro, Colonia del Sacramento, Entre Ríos, Buenos Aires.
El mate de plata es más grande que el que viene del Perú y Alto Perú y tiene diferentes características.
El recipiente es la calabaza tipo galleta dividida en dos regiones horizontales que en Buenos Aires son simples guardas buriladas que con sus dibujos recuerdan los diseños anteriores. En los inicios del siglo XIX llega la influencia de la orfebrería francesa de la Ilustración. Hay mates de sobrias líneas con siluetas en forma de urna o de ánfora, adornados con guirnaldas de laureles lazos o palmetas que llevan un astil con forma de balaustre.

Los mates de la Federación
En el siglo XIX la orfebrería del Rio de la Plata recibe la influencia del estilo neoclásico francés. Hay una simplificación lineal, simetría en el diseño y sobriedad decorativa. Los motivos tienen como modelo el mundo clásico de la antigüedad grecoromana: hay figuras mitológicas, bustos femeninos, atlantes, leones, águilas, sirenas, delfines, hojas de acanto, guirnaldas de flores etc.
De esta época son los mates despojados, casi lisos, con alto astil en forma de balaustre o carretel llamados “pie de cáliz”. Los hay también con pródiga ornamentación que conserva la sobriedad con águilas y figuras de bulto entre la base y el recipiente.

A partir de Caseros la unidad cultural de la época de Rosas se atomiza y surgen identidades particulares. La orfebrería sigue el gusto de los caudillos y las elites locales y hay una indefinición estilística que permite que surja la creatividad de los artesanos de las ciudades del interior.

Juan José de Urquiza lleva artesanos italianos para la ornamentación de su palacio San José. Le gusta la platería lusobrasileña y la que traen los artesanos italianos que se hacen en Entre Rios y en la Banda Oriental. Hasta la primera mitad siglo XIX las piezas son totalmente artesanales. Luego vienen adelantos mecánicos gracias a la revolución industrial y las máquinas hidráulicas y de vapor que traen innovaciones como el troquelado, estampado, laminado, pulido y esmaltado que permite bajar los costos de fabricación.

Hacia fines del siglo XIX desaparece la austeridad y se ostenta la riqueza en la residencia, el vestido, el mobiliario, los adornos, la vajilla. El mate de plata pierde su función y se transforma en un objeto de adorno. Durante la epidemia de la fiebre amarilla la clase alta de Buenos Aires deja el mate por temor al contagio y adoptando costumbres europeas y toman té. Los sectores populares de la ciudad mantuvieron el hábito en los recipientes más sencillos que usaron siempre como la calabaza sola o burilada, a veces con un cuello de metal.

Hacia fines del siglo XIX y principios del XX con el movimiento tradicionalista que reivindica al gaucho y las costumbres camperas, un sector de la clase alta vuelve al mate de calabaza adornado de plata para el uso diario.

Mate de Brasil
En Rio Grande do Sul se tomaba mate de una calabaza de gran boca llamada poro con bombilla vegetal. La cuia es un recipiente de base ancha con macerina, un plato con soporte en el medio que sirve de sosten al recipiente y permite desarmar y guardar la pieza. En el siglo XVIII las cuias se adornan con plata y oro que refuerzan la boca y el apoyo. En Rio de Janeiro hay dos tendencias: los mates de plata de estilo italianizante con líneas puras, mesuradas y los mates rococó con influencias francesa e inglesa.

Mate de Paraguay
Se desarrollan dos tipos: El mate atado que resulta de ir dándole forma al fruto cuando aun está en la planta. Una vez seco y curado cintas de metal reemplazan a los tientos, llevan virola en oro o plata y recubren la punta del asa con el mismo metal. El otro tipo paraguayo es el mate con trípode y aro cincelado con motivos fitomorfos.

Mate de Uruguay
Los recipientes uruguayos reciben influencias del sur de Brasil y del Litoral de Argentina. En el norte hay poros de gran tamaño de boca ancha recubiertos con tientos entretejidos. Tienen mancerina a la que llaman pataguay. En el centro y sur el mate es ovoideo, una versión de la cuia brasilera recubierta de plata. Muchas veces tiene pie de cáliz que es una influencia brasilera. En el Litoral el mate recibe la influencia de los orfebres de Entre Ríos. Son de gran tamaño y el repujado es de relieve profundo con los detalles muy marcados. Llevan virolas de oro y la calabaza están buriladas con temas folklóricos y los mates patrios llevan con el escudo nacional.