Viernes 14 de Septiembre de 2018

Micu Gauna y sus obras

Conocé más de la artista que, junto a sus obras, forma parte de la exposición que recorre la historia del ganado vacuno en el país.

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Conocé más de la artista que, junto a sus obras, forma parte de la exposición Carne que recorre la historia del ganado vacuno en el país. Visitá la muestra, todos los días de 11 a 18 horas en Defensa 187. Entrada libre y gratuita.

Micu Gauna

Su nombre es Micaela Gauna, de 25 años y egresada de la Universidad Nacional de Rosario de la Licenciatura en Bellas Artes. Hizó muchos talleres, particularmente se formó muy bien dos años en el taller del artista Enzo Ivkovich en Rosario. Y realizó varias muestras colectivas en Rosario y Buenos Aires. Actualmente reside en Capital Federal hace más de un año y medio, trabaja como realizadora escenográfica en el Teatro General San Martin y no hace más que enfocarme en su producción, también toma clínica de obra con la artista Verónica Gómez.

Carne

El proyecto es una instalación que agrupa 21 pinturas donde se coloca a la carne como principal objeto de estudio pictórico, con variedad de formato y soporte. Además cuenta con tres objetos escultóricos de tres pedazos de carne realizados en yeso y resina. Las pinturas son óleos sobre, papeles y lienzo. Las medidas oscilan entre formatos medianos y grandes como ser 120cm x 50cm hasta pequeños como 10cmx15cm. Los lienzos y papeles se revelan apenas rasgados, sobre la pared, a excepción de dos obras que permanecen enmarcadas. Arman grupos, ciertas pinturas jerarquizan a otras, algunas se conectan o otras no tienen más que separarse. Enfocarse en la producción, pintar y pintar sin parar durante meses hasta lograr metros de carne. Una vez que se obtiene la cantidad requerida se comienza a ordenar: ¿qué transmiten? ¿Cómo agruparlas?

Su producción

Todo comienza con la carne, un corte específico que elijo en la carnicería. A partir de allí se generan vínculos, intercambios. Construyo la paleta, desde ese lugar emerge la obra, casi siempre la misma y en el mismo orden. Presento los colores pastosos que habitarán el lienzo, cada tonalidad será muy importante y cumplirá una función determinada en cada obra, esto varía, no todas mis carnes son abordadas de la misma manera, en lo absoluto.

Generalmente comienzo con bases muy rojizas y oscuras, luego las altero con tonos verdosos, a los que superpongo una vez más con cálidos, cada vez de valores más altos. Así se van componiendo cada pedazo, algunas zonas quedarán oscuras, manchadas, velando el rastro de la pintura, de lo matérico, y otras quedarán construidas de una forma mucho más realista, en la acción de pintar hasta el hartazgo del detalle. Cada obra tiene tiempos diferentes, algunas toman apenas pocas horas de trabajo, no importa el tamaño, importa el estado de producción, cada conexión con la carne es única, al colocar el pedazo frente a mi ocurren infinidad de situaciones. Hay momentos de exaltación pura, acomodo la carne de tal manera que me encanta, y no retengo las ganas de comenzar a plantear lo que veo, y no siempre es lo que veo, comienzo por distorsionar, facetar y desmembrar la carne mentalmente. De esta manera se pone oscuro, las horas pasan y la carne se descongela, se deforma, cambia.

En lo gestual de mi obra intento reflejar todos estos estados que me interesan. La carne como símbolo de la vida y la muerte, la descomposición, intento ser consciente de lo que permanece delante de mi es una parte de algo que antes tenía vida. La carne es cuerpo, cuerpo rasgado y crudo, cuerpo lacerado, dañado, listo para ser consumido por una importante cantidad de población occidental. A mí eso mucho no me importa, intento olvidar que es comestible, es difícil saber que trabajo con alimento y no lo consumo como tal, en ese lugar de contradicciones me gustaría ubicar mi trabajo. La carne es incómoda, es rara, creo que por más carnívoros que seamos necesitamos olvidar de donde proviene, me gusta mostrar un poco de eso, mis carnes no son alimento, son ejercicios pictóricos, se convierten en pinturas bellas, preferentemente de tonos rojizos y fondos rosados. Sé que en mi producción puede haber una reminiscencia a las naturalezas muertas de bodegón del siglo XVIII, aunque creo que se distancia ya que no condicen en el tratamiento que tradicionalmente se ha hecho de este tema. No estamos, por tanto, ante manjares que decoran y dan vida a una mesa, sino frente a cuerpos muertos, aislados y descontextualizados.

Creo que mi obra primero es pintura, materia, y después carne.