Lunes 03 de Septiembre de 2018

Gardel y los deportes

Una muestra que pone en valor otra dimensión de la leyenda del tango

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"Los burros, el fútbol y todos los deportes me atraen”, reconoció Gardel en 1933, ante un periodista de la revista La cancha. Practicaba gimnasia, aerobismo, natación, bochas, pelota vasca y tenis, al tiempo que cultivaba la amistad de célebres futbolistas, jockeys y boxeadores.

Esta exhibición muestra aspectos poco conocidos de la vida del Morocho del Abasto.
Organizada en tres núcleos temáticos (fútbol, turf y otros deportes), la muestra reúne fotografías, documentos personales, discos, partituras, películas y objetos de época, que son testimonio del vínculo entre dos pasiones populares: Gardel y los deportes.

Entre sus amigos célebres, se encontraban destacados futbolistas, como Pedro Ochoa (de Racing) y Josep “El mago” Samitier, gloria del Club Barcelona. De sus múltiples encuentros con “Sami” y otros jugadores del Barca, Gardel atesoraba como recuerdo una pelota. Solía contar que se la habían regalado en Londres, luego de un encuentro en que el club catalán perdió ante el Arsenal por 7 a 1.
También asistió a la final del Mundial de Fútbol de 1930 en el Estadio Centenario de Montevideo, entre Argentina y Uruguay, en la que los locales se impusieron por 4 a 2 y obtuvieron la primera copa de un mundial organizado por la FIFA. Gardel visitó a ambas selecciones. Deportistas y aficionados se apasionan a su vez por Gardel, tanto que Independiente y Racing se lo disputan como “hincha”. La solución tal vez sea la propuesta por Gardel mismo, cuando respondió en una entrevista: “Mis simpatías las distribuyo entre todos por igual”.

Pero las carreras de caballos eran sus preferidas. El 17 de Noviembre de 1918, Gardel estaba realizando una gira promocional en La Pampa junto a Razzano y la Orquesta de Firpo, cuando en el Hipódromo de Palermo se corría la “Carrera del Siglo”.
Su “pasión por los burros” lo hizo volver para presenciar esa carrera. “Botafogo” venció a “Grey Fox” en la que se considera la más sensacional contienda de la historia hípica argentina.
Dos de sus más entrañables amigos provienen del ambiente del turf: el jockey Irineo “Pulpo” Leguisamo y el entrenador de caballos purasangres Francisco “Brujo” Maschio. Este último, preparaba a un caballo de Gardel por el cual el cantor sentía adoración: “Lunático”. El repertorio gardeliano incluye varios tangos “turfísticos”, como “Leguisamo solo", “Palermo”, “Bajo Belgrano”, “”La catedrática”, “Soy una fiera”, “Polvorín”, “Uno y uno”, o el célebre “Por una cabeza”.

El cuidado del cuerpo siempre fue una preocupación para Gardel. Su afición por el buen comer se veía reñida con la consciente construcción de su imagen como “estrella”. El medio para lograr esa meta fue controlar su dieta y practicar gimnasia, natación, paleta, básquet y aerobismo, entre otras actividades deportivas. Asiduo visitante de la Asociación Cristiana de Jóvenes, YMCA o “la Yumen” como se la denominaba, tomaba clases de “gimnasia sueca” con Enrique Pascual, de las que participaban otros tangueros, como José Razzano, Julio De Caro, Juan de Dios Filiberto, Francisco Lomuto, en encuentros bautizados como “Clases de Bohemia”.
Además fue socio del Club de Pesca y encontraba tiempo para acudir con sus amistades a presenciar otro de sus deportes favoritos: el boxeo.

Hasta Marzo de 2019

Más información

Museo Casa Carlos Gardel
Jean Jaures 735
CABA
Tel: 4964-2015/2071