El frasco de la calma

Una técnica casera para controlar las emociones de los niños inquietos y nerviosos, pero también el estrés de los padres.

Compartir en redes

La técnica del frasco de la calma es una de las iniciativas más conocidas de la pedagogía Montessori y nace para ayudar en el control de emociones de niños inquietos.

¿En qué consiste este método y qué necesitamos para ponerlo en práctica?

¿Cómo funciona?

Si bien es un producto sencillo, su eficacia es elevada, no sólo para limitar la ansiedad y la hiperactividad, sino también para potenciar la concentración y atención infantil.

¿Beneficios?

  • Descarga tensión de los niños al agitar el tarro.
  • Relajación visual al observar la purpurina moviéndose en su interior
  • Es portátil, ideal para salvarnos vayas donde vayas.
  • Desarrolla la creatividad.

Qué materiales necesitamos para fabricarlo

  • 1 Recipiente de plástico tipo botellita de agua
  • Purpurina
  • Agua
  • Pegamento transparente
  • 1 cuchara sopera + 1 de postre
  • Colorante de alimentos.

El adulto debe acompañar durante todo el proceso

  1. Llenamos el envase con agua hasta completar un tercio de su capacidad. Luego, añadimos dos cucharadas soperas de pegamento, que ayudarán a que las partículas tarden más tiempo en hundirse hasta el fondo, consiguiendo así un mayor efecto relajante.

  2. A estas alturas, podemos dar a elegir a nuestros hijos el tipo de purpurina que más les guste, y agregamos 4 cucharadas pequeñas a la mezcla de agua y pegamento. Revolvemos o agitamos el recipiente, para que la purpurina se distribuya bien.

  3. Por último, agregamos 2 o 3 gotas del tono preferido del colorante alimentario, rellenaremos con más agua y purpurina el recipiente en caso de que haya quedado demasiado vacío, y lo tapamos herméticamente.

Listo! A relajarnos y disfrutar!